Orellana: Bolivia plantea en la COP20 que no se debe pasar de 1.5°

Los Tiempos | Lima

En entrevista con Los Tiempos, desde la COP20, la máxima reunión sobre cambio climático de las Naciones Unidas que se realiza hasta el 12 de diciembre en Lima, el jefe de la delegación boliviana, René Orellana, explica las novedades en las propuestas bolivianas para hacer frente al cambio climático.

-- Luego de esta primera semana de negociaciones, ¿cuál considera que puede ser el peor y el mejor escenario que emerja de la COP20 en Lima?

-- Tenemos un gran reto en Lima: que se apruebe un borrador que implique un gran avance en la definición del contenido de las contribuciones nacionalmente determinadas, que es el concepto jurídico que se aplica a los compromisos de los países para reducir emisiones y para contribuir a resolver la crisis climática antes del 2020 y significativamente después del 2020.

Dichas contribuciones deben garantizar que no pasemos 1,5 grados centígrados o como mucho 2 grados de aumento en la temperatura sobre los niveles preindustriales. Si no logramos un avance significativo en esa dirección, creo que no habríamos tenido un gran resultado. Además, esas contribuciones deben incluir compromisos a los países en desarrollo en términos financieros y tecnológicos para que a su vez los países en desarrollo encaren acciones de adaptación y mitigación en sus contribuciones.

No me animaría a decir lo peor que puede pasar en Lima, pero lo peor que puede pasar con la Madre Tierra en este proceso que va hasta el acuerdo del 2015, es que no garanticemos que las emisiones estén dentro del presupuesto de carbono de 1.000 gigatoneladas que ha señalado el IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático).

El IPCC ha dicho que 1.000 gigatoneladas es el presupuesto máximo que el planeta puede soportar para no superar 1,5 grados el año 2030 al 2050, y que si este techo se sobrepasa, estamos entrando al camino de los 3 a 4 grados de aumento.

– ¿Qué significa el tener un “techo” de 1.000 gigatoneladas?

-- Que los países desarrollados y en desarrollo pueden emitir gases cuyo presupuesto máximo no debe superar las 1.000 gigatoneladas hasta el 2050. El camino que estamos transitando hasta ahora es que las ofertas son de abajo hacia arriba.

Quiere decir que los países ofrecen reducir un 20% o un 30% de gases contaminantes, y lo que se va a hacer luego es sumar todas estas ofertas para llegar a 1.000 gigatoneladas.

Bolivia ha dicho que este ejercicio es peligroso y que deberíamos hacerlo al revés, decir que el techo es 1.000 y establecer cómo se van a distribuir esas 1.000 gigatoneladas. No se trata de ofertas voluntarias de abajo hacia arriba sino de compromisos debajo de un techo.

Para ello Bolivia ha propuesto un Indice de Distribución de Obligaciones de Reducción de Emisiones porque nadie dice cómo, debe hacerse esta distribución.

Bolivia ha generado este cálculo basado en el índice de responsabilidad histórica, de la huella ecológica, de desarrollo sostenible, de capacidad tecnológica y financiera, y aplicando esta fórmula hemos logrado definir cuánto le toca a cada uno.

Y eso incluye a países en desarrollo, algunos con importante capacidad tecnológica, otros que tienen menos, etc. Este es el gran reto de esta conferencia mundial.

- – ¿Cuál es el cambio, si existe, respecto a la posición boliviana de otros años en cambio climático? ¿Es este una política de Estado?

-- Hoy sí. Tenemos la Ley 300 de Madre Tierra y Desarrollo Integral, esta ley tiene un título específico sobre cambio climático y crea una institución que es la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra para hacerse cargo de la agenda, de planificación metodológica, de monitoreo, revisión y verificación de las acciones de adaptación y mitigación en Bolivia; crea un fondo para poder captar recursos financieros a nivel global y a nivel nacional, que tiene un fideicomiso de 14 millones de Bolivianos; crea tres mecanismos de acción: el mecanismo conjunto para la gestión integral de bosques, el mecanismo de mitigación y el de adaptación propiamente dicho.

Estos tres mecanismos están en la Ley en los artículos 54, 55 y 56, por tanto ya sienta bases específicas para operar en Bolivia. Antes de ello el país tenía un Programa Nacional de Cambio Climático que era un pequeño programa dentro del Ministerio de Medio Ambiente, ahora crea una institucionalidad, mecanismos y herramientas, y ya está avanzando esta autoridad en el desarrollo metodológico, además tiene que encarar esta autoridad la política plurinacional y la está trabajando. Hay que general el Plan Plurinacional el próximo año…

En fin, hemos avanzado significativamente en esta dirección. También tenemos la propuesta del Mecanismo de Resiliencia Climática y Desarrollo Sostenible. Proponemos estos mecanismos porque ya la discusión no es la misma de Cancún, de Durban o Doha, que eran discusiones jurídicas y legales, de política global. Ahora consideramos que la discusión nos exige presentar herramientas, por eso entendemos la exigencia muy acertada de algunos países, incluido el bloque del G77+China, de que hayamos tenidos talleres técnicos sobre acciones de mitigación, y tecnologías de mitigación porque hay una demanda de herramientas. Bolivia plantea dos herramientas, la primera el Mecanismo de Bosques, y ahora plantea un mecanismo integral que da cuatro resultados, integralmente a nivel urbano y rural, en acciones integrales de adaptación y mitigación conjuntas,  dando como resultado unidades de carbono reducidas medibles y cuantificables a nivel global.

Segundo, da como resultado la erradicación de la pobreza, indicadores de desarrollo sostenible, mejoramiento de calidad de vida, e indicadores de gestión integral de ecosistemas y fortalecimiento de funciones ambientales de los ecosistemas. Estos cuatro resultados integrales que da este mecanismo, debería reportarse a nivel global y permite articular este nuevo mecanismo a los objetivos de desarrollo sostenible que están siendo aprobados en Naciones Unidas que son 17 objetivos con 140 metas que darán continuidad a las metas del milenio.

Esta propuesta nueva que ha hecho Bolivia, lo que le dice al mundo, aparte del Indice de Distribución de Emisiones es: abordemos el tema de la mitigación y adaptación en un contexto de desarrollo sostenible. Desarrollemos operativamente el acceso al desarrollo sostenible que se aprobó en la COP16 y que plantea que la mitigación y adaptación tienen que dar como resultado no sólo gases que ya no se emiten, sino gente que tiene empleo, accede a mejores condiciones de vida, el desarrollo sostenido de nuestras economías incluyendo el crecimiento del PIB, la satisfacción de necesidades de infraestructura, de seguridad alimentaria, etc., que van a ser impactadas de algún modo por acciones de reducción de emisiones internamente en los países y externamente.  

-- ¿Qué sucede con los mercados de carbono?

-- Ese es un tema que dolorosamente lleva años acá en Naciones Unidas. Pero no hay muchos acuerdo, y creo que Bolivia, que fue el solitario país que los objetaba, ya no está solitario. La gran demanda de muchos países en desarrollo es “vamos a discutir mercados, perfecto”, nosotros también lo hemos dicho, no estamos en contra de hacer una discusión, pero también queremos que se discutan los no mercados, y se han abierto dos grupos: Los de mecanismos basados en mercados y los de mecanismos no basados en mercados, y ahora se abre un tercer grupo, un paraguas marco de los dos grupos que se llama “Framework for Various Approaches”, y Bolivia ha presentado una propuesta para el tratamiento de los tres. Ha presentado una moratoria en la aplicación de mercados de carbono hasta que se apruebe un nuevo instrumento legal que debería decir si vamos a usar mercados o no, y no aprobarlos antes sin tener institucionalidad, reglas, un comité de seguimiento, verificación y monitoreo de que esos créditos de carbono efectivamente se redujeron o limitaron, cuánto fue, etc.