La detección de ondas gravitacionales
Oviedo, España |
El premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica recayó ayer en los físicos estadounidenses Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish y en la agrupación científica LIGO por detectar las ondas gravitacionales previstas por Albert Einstein.
La detección por primera vez en septiembre de 2015 de estas ondas gravitacionales, alteraciones en el espacio-tiempo provocadas por grandes masas en movimiento, en el universo "responde a uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia", señaló el jurado.
"Ha supuesto un hito en la historia de la física al confirmar la predicción de Einstein" en su teoría general de la relatividad en 1915 y "ha marcado el inicio de un nuevo campo de la astronomía, la astronomía de ondas gravitacionales", explicó la Fundación Princesa de Asturias, organizadora de los premios.
El acta del jurado incide en que con esta distinción se reconoce tanto el talante individual como colectivo de un proyecto investigador en el que trabajan más de un millar de investigadores de un centenar de instituciones e investigaciones de 18 países y que ha permitido "observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años".
"La detección de ondas gravitacionales abre una nueva ventana para el estudio del universo que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles con las técnicas actuales", destaca el jurado en el acta del fallo.
Hasta ahora, la astronomía estaba basada en la luz, las ondas de radio o los rayos X, mientras que ahora, las ondas gravitacionales (las ondulaciones que se dan en el espacio-tiempo) están llamadas a ganar terreno porque son absorbidas muy fácilmente por la materia existente, con lo que son prácticamente transparentes al universo.
Para su detección y estudio, los físicos Rainer Weiss y Dip S. Thorne, junto al recientemente fallecido Ronald Drever, propusieron en los años ochenta la construcción del Laboratorio de Interferometría de Ondas Gravitacionales (LIGO son sus siglas en inglés), observatorio que entre 1997 y 2006 estuvo dirigido por el tercer galardonado con este premio, Barry C. Barish.
Este último fue quien impulsó hace 20 años la Colaboración Científica LIGO que integró a investigadores y universidades del mundo y que en febrero de 2016 consiguió demostrar por primera vez la existencia de esas ondas gravitacionales procedentes de la colisión de dos agujeros negros, un hito en la historia de la física.
Este descubrimiento ha permitido confirmar la predicción de Einstein, que valida uno de los pilares de la física moderna y abre una nueva ventana para observar el Universo.
Las ondas gravitacionales transportan información muy precisa sobre el movimiento de los objetos en el universo y permiten observar la historia del universo desde antes de que se hiciese la luz.
Esto ayudará a explorar cuestiones como la formación de los agujeros negros, la descripción correcta de la gravedad o cómo se comportan las estrellas de neutrones y las supernovas en determinadas condiciones.
En un escrito remitido a la Fundación Princesa, Barry Barish, director de LIGO entre 1997 y 2006, asegura sentirse "humildemente honrado de recibir el prestigioso premio".
Kip Thorne, uno de los astrofísicos más reputados y uno de los mayores expertos en la teoría general de la relatividad de Einstein, también aseguró estar "muy complacido" de que la Colaboración Científica LIGO reciba este galardón.
Dotados con 50.000 euros (unos 56.000 dólares) y una escultura creada por Joan Miró, los premios distinguen a personas o instituciones relevantes en ámbitos que van desde la investigación científica hasta los deportes, pasando por las letras y la concordia.
Los premios serán entregados en octubre en una ceremonia en Oviedo, sede de la Fundación Princesa de Asturias.
PERFIL DE LOS GALARDONADOS
Barry C. Barish (Omaha, Nebraska, 1936) estudió Física en la Universidad de California en Berkeley, donde se licenció en 1957 y se doctoró en Física Experimental de Partículas en 1962. Después de varios años centrado en el estudio de los neutrinos, se convirtió en 1994 en el investigador principal de LIGO; fue director del Laboratorio LIGO de 1997 a 2006. Lideró los esfuerzos que condujeron a las etapas del diseño final, la aprobación de la financiación por parte de la Fundación Nacional de Ciencias de EEUU, así como la construcción de los interferómetros de LIGO. Creó en 1997 la Colaboración Científica LIGO (LSC), que actualmente está formada por 1.167 científicos del campo de la física y fue reconocida también este año.
Rainer Weiss (Berlín, 1932), inventor de la técnica interferométrica láser en la que se basa el LIGO. Sentó las bases para este proyecto, a principios de los 70, al detallar cómo debería un interferómetro distinguir las ondas gravitacionales del ruido de fondo. Estudió Física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se licenció en 1955 y se doctoró en 1962. Es miembro de la Academia Americana para el Avance de la Ciencia y tiene entre otros reconocimientos el "NASA Achievement Award".
Kip S. Thorne (Logan, Utah, 1940) se licenció en Física en el Caltech (Instituto Tecnológico de California) en 1962 y se doctoró en Princeton en 1965. Un año después regresó como investigador al Caltech. Aprendió ruso para poder conocer el trabajo que desarrollaban los físicos soviéticos en los campos de la astrofísica y la relatividad, y formó parte del Comité de Cooperación en Física entre EEUU y la Unión Soviética a finales de los 70. Cofundador del observatorio LIGO, al igual que Weiss, Thorne dirigió su comité director entre 1984 y 1987.