Empanadas de queso y jigote, tradición de la familia Unzueta
Son las cinco de la mañana, a esa hora Gladis Unzueta empieza alistar todos los ingredientes comprados días antes para elaborar empanadas de queso y jigote. Ella ya sabe qué acciones y movimientos realizar, pues lleva en el oficio más de 50 años.
Para la época navideña, Gladis y su familia se reúnen para preparar, desde el 23 de diciembre hasta la segunda semana de febrero, empanadas de queso y jigote, permitiendo que las familias cochabambinas puedan en estas fechas especiales deleitando estos productos que se caracterizan por su exquisito sabor.
Su negocio casi imperceptible denominado pensión “Tumusla”, está ubicada en la calle del mismo nombre entre General Achá y Santiváñez. Tiene una interesante característica, los clientes que desean ser atendidos deben anotarse con anticipación si desean adquirir estos productos.
Esta tradición de la familia Unzueta inició en el municipio de Villa Rivero con los bisabuelos de Gladis. “Ellos en el pueblo se destacaban por preparar esta comida y estos conocimientos se han ido traspasando de generación en generación”, dice.
Recuerda que su madre alistaba estos alimentos desde tempranas horas, las cocinaba a leña y utilizaba manteca “Alcón”. A los pocos minutos, los vecinos empezaban a hacer colas y mientras esperaban su turno para ser atendidos entre ellos surgían picarescas charlas o aprovechaban para ponerse al día en acontecimientos de interés general.
“Era tradición en el pueblo que si una familia preparaba comida tenía que compartir con sus vecinos y a la vez, ellos también compartían sus platos. Mi familia siempre compartía las empanadas”, cuenta Gladis, a quien no se le dejó ingresar a la cocina hasta sus 11 años, pero que desde pequeña fue testigo de los correteos para cumplir día a día con los pedidos de los clientes.
“Desde niña fui muy aficionada a la cocina. Ayudaba a mi mamá y de ella heredé todo el talento”, menciona con tono orgulloso.
Lo más moroso al momento de elaborar las empanadas es el preparado de jigote, pues la cebolla debe cocer sin agua durante cinco horas y requiere toda la atención de una persona que, de pie, debe remover continuamente el contenido y evitar que se queme.
Posteriormente, se agrega los demás ingredientes para entregar el producto caliente y que desprende un aroma delicioso.
Hoy, con 70 años, mantiene el vigor y la fortaleza de la niña de 11 años que empezó a preparar las empanadas de queso y jigote, porque sabe que los clientes aprecian su producto, tanto así, que los bolivianos que radican en el extranjero son los más aficionados en llevar la masa cruda a los países vecinos, incluso hasta Europa.
Cocina junto con sus nietos de 7 y 3 años. “Me siento satisfecha por haber continuado algo que mi mamá nos enseñó con tanto cariño. Ojalá Dios quiera que los pasteles continúen”, dice Gladis.
"Para elaborar las empanadas de queso y jigote participa toda mi familia, hacemos unas 15 personas y sacamos en toda esta temporada alrededor de 3 mil pasteles." Gladis Unzueta. Propietaria de Pensión Tumusla