9 consejos para tener éxito al poner límites a los hijos
Poner límites a los hijos puede no ser una labor fácil, pero es una tarea importante y básica para el desarrollo emocional de los niños que repercute en su vida futura y su desenvolvimiento en el mundo.
“Los límites son parámetros importantes en el desarrollo y maduración de los niños, pues les enseña a regular y gestionar sus emociones y conducta”, explica la psicóloga Ximena Calatayud.
La asesora en temas de crianza Cynthia Muller considera que los límites son un marco de referencia que permite trazar las pautas para que ellos puedan desenvolverse adecuadamente en el mundo.
“Poner límites es importante porque se establecen normas de convivencia en base a conductas aceptables que brindan un clima de equilibrio en el hogar y se replica en el jardín de niños, la escuela y en todos los ámbitos”, acota Calatayud.
Ambas especialistas coinciden en que los límites deben ser coherentes, claros, sin gritos y sin violencia.
Entrevistadas por Doble Click, las expertas brindan algunos consejos y parámetros que se deben considerar para tener éxito en poner límites.
1. Ser objetivo
Para lograr objetividad basta con expresar frases cortas y fáciles de entender para los niños. No vale de nada decir “pórtate bien”, “no hagas eso”, porque no saben identificar lo que es bueno o malo.
Es necesario un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas como “habla bajito en una biblioteca”, “agarra mi mano para cruzar la calle”, “lleva tus zapatos a tu cuarto”, “termina la tarea y podrás ir a jugar”.
2. Sugiere una alternativa
“Cuando ponemos límites, lo interesante es ofrecerles una alternativa”, dice Muller. Así, sonará menos negativo y el niño se sentirá compensado. Se puede decir “ése es mi pintalabios y no es para jugar. Aquí tienes un lápiz y papel para pintar”, “¿quieres elegir un traje o lo hago yo?”.
3. Habla sin alzar la voz y da órdenes coherentes
Calatayud explica que poner límites o reglas no es sinónimo de gritar. Deben ser dados de manera amorosa y consistente, hablar con firmeza, y no dejarse llevar por el enojo o la frustración personal.
Los límites emitidos con un rostro y voz suave le darán a entender a los niños que no tienen otra salida que obedecer.
Calatayud explica que los límites deben ser coherentes y claros, es decir, no se puede pedir silencio a los gritos, o decir que “está mal pegar” dándole un golpe en la mano. Es necesario que las órdenes sean claras y puntuales.
4. Dale órdenes en forma positiva
Algunas represiones directas como el “no” dicen a un niño que es inaceptable su actuación, pero no explican qué comportamiento es el apropiado. En general, es mejor decir a un niño lo que debe hacer (“habla bajo”) antes de lo que no debe hacer (“no grites”).
Así, se deben dar órdenes de forma positiva como “¿me ayudas a recoger los platos de la mesa, por favor?”, que es muy distinto a “lleva los platos a la cocina ya”.
5. Dale siempre explicaciones
Educar en valores implica explicarle a los niños por qué existen el castigo, las consecuencias y las reglas. Responder con un “porque sí” no es válido. Es necesario darle una explicación que el niño entienda y en frases cortas. “Deja de decir malas palabras, porque mamá se pondrá muy triste” o “deja de pellizcarme porque me duele”.
Explican que cuando un niño entiende el motivo de una regla como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros, se sentirá más animado a obedecerla. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite es explicar al niño por qué tiene que obedecer. Así, entendiendo la razón, los niños pueden desarrollar valores internos de conducta o comportamiento y crear su propia conciencia.
6. Desaprueba la conducta, no al niño
Es muy importante no criticar al niño, sino corregir la conducta. “En lugar de sentenciar ‘eres flojo’ mejor decir ‘¿te dio flojera tender tu cama?’; en vez de ‘eres malo’, mejor ‘eso está mal hecho’ (desaprobación de la conducta)”, explica Calatayud.
7. Cuida el temperamento
Muller aconseja dirigirse al niño con respeto, de buena manera y sin perder la calma. “Que los papás aprendan a tranquilizarse es importante”, dice.
Frente a un mal comportamiento, lo mejor es contar un minuto con calma, y después preguntar con tranquilidad, “¿qué ha sucedido aquí?”.
“Si uno llega al grito o a la amenaza es porque algo no manejó bien antes”, dice Muller.
“Regularmente, cuando se va a los gritos o golpes, es porque estamos descargando nuestras frustraciones personales en los hijos”, señala Calatayud.
8. Firmeza
En temas importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, se necesita aplicar el límite con firmeza.
La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario. Los límites más suaves suponen que el niño tiene la opción de obedecer o no. Los firmes se aplican mejor con un tono de voz seguro, sin gritos y un gesto serio en el rostro.
9. Consecuencias
Calatayud señala que es necesario educar al niño en base a que la elección de alguna conducta o el incumplimiento de alguna regla, más que un castigo, le traerá una consecuencia. Así, sus acciones generan consecuencia buenas o malas.
DATOS
Normas no negociables. La psicóloga Ximena Calatayud señala que hay ciertas normas que no son negociables porque regularmente tienen que ver con la seguridad del niño y es algo que se cumple sin derecho a negociar. Hay otras reglas o límites que pueden ser negociables, eso dependerá de la situación y, en algunos casos, de la edad de los hijos.
Acuerdos saludables. “A medida que van creciendo se hace más imprescindible el hablar de estos límites y reglas y llegar a acuerdos saludables”, dice Calatayud.