La vida en Japón: Rosario ayuda a bolivianos en su adaptación
Hace 30 años que Rosario Yamada decidió dejar la ciudad La Paz y empezar una nueva vida en Japón.
Sin comprender bien el idioma y las costumbres, Rosario llegó a ese país lejano al que en aquel entonteces pocos bolivianos conocían. Con 35 años, se estableció junto con sus hijas y su esposo, de nacionalidad japonesa, en la localidad de Nara, una de las ciudades niponas más tradicionales.
“Fui la primera extranjera en pisar esa ciudad. Todos entraron en pánico porque no sabían cómo comunicarse conmigo”, relata.
La barrera del idioma es uno de obstáculos más grandes para un extranjero que llega al país asiático.
“Japón hace 30 años era cerrado en el tema de su idioma. Cuando llegué no encontraba un letrero que pudiera entender”, comenta.
Yamada, que se desempeñaba como enfermera en Bolivia, solicitó entrar a un colegio nocturno de ese país para aprender japonés. Estuvo cuatro años, de lunes a sábado, estudiando para lograr manejar esa lengua.
“Tenía la facilidad del idioma, entonces podía ir ayudarlos en las tradiciones, acompañarlos en los problemas migratorios, en sus trabajos”, señala Rosario sobre la ayuda que da a compatriotas recién llegados a Japón. Asimismo, compartía con ellos consejos sobre las costumbres japonesas y la mejor forma de adaptarse a ellas.
En 1995 cuando ocurrió el gran terremoto Kobe, que afectó a 1,5 millones de habitantes, nació la necesidad de que personas de habla hispana se organicen y comuniquen ante la situación de desastre.
“Entré como voluntaria para realizar traducciones. Y había la necesidad de que las comunidades de distintas nacionalidades establezcan directivas”, señala.
Con la creación de la Asociación de Residentes Bolivianos en Japón, hace 23 años y reconocido por el Gobierno del Japón, se comenzó a trabajar en proyectos más grandes como el programa de aprendizaje del idioma japonés.
Muchos de los bolivianos que llegan al país nipón se dedican al trabajo en fábricas y no cuentan con los medios para poder aprender de manera correcta ese idioma.
Rosario, la única boliviana que forma parte de la directiva de esta asociación, colaboró con la elaboración de los textos de aprendizaje a distancia.
“Hemos creado el curso con financiamiento del Ministerio de Educación de Japón. Hicimos seis textos tienen temas distintos”, contó.
Los libros tratan temas como la escritura japonesa, el ámbito del trabajo, la vida cotidiana, entre otros.
Yamada, ahora con 65 años de edad, es funcionaria pública, pero continúa trabajando en proyectos que ayuden a las necesidades de los bolivianos residentes en Japón.
"Estadísticamente llegamos a los 6 mil bolivianos que estamos residiendo en Japón. Cuando llegué no fue nada fácil, porque no sabía el idioma”.
"Hemos creado un curso de japonés en base a todas las consultas que recibimos. Los textos tienen diferentes temáticas que ayudan en distintos aspectos de la vida en Japón”. Rosario Yamada
EXPO BOLIVIA, LA VENTANA AL MERCADO NIPÓN
Rosario Yamada resaltó la importancia del Expo Bolivia, un evento que se realiza cada año en Japón para reunir a empresarios y productores bolivianos que estén interesados en incursionar en el mercado nipón e impulsar el trabajo de los emprendedores connacionales que se encuentran en el país asiático.
Asimismo, este encuentro sirve para transmitir las danzas y otros aspectos culturales de Bolivia.
“Para nosotros es una ventana. La idea es incentivar a microempresarios que quieran invertir trayendo productos de Bolivia o empresas de nuestro país que quieran mostrar sus productos en Japón”, señala Yamada.
La última edición se realizó el pasado 16 de septiembre y se destacó la presencia de empresas bolivianas cafetaleras, de vinos, de sal, de productos de quinua, entre otras.
La actividad es organizada hace varios años por la Asociación de Residentes Bolivianos en Japón, con el patrocinio de la Embajada de Bolivia.
Asimismo, Rosario señaló que también existe un nuevo proyecto de importar materia prima de Bolivia, como lana de alpaca, para que mujeres mayores a 50 años que están desocupadas puedan elaborar productos y desarrollar una nueva forma de ingresos.
“Este año vamos a implementar mucha más gente para que, mediante la Expo Bolivia, podamos mostrar los productos elaborados por este proyecto”, añadió.