Tejedoras crean modelos únicos a crochet para vestir a las muñecas
Tres comerciantes de plantas ahora son maestras del tejido a crochet. Se trata de las hermanas Silvia y Emma Arispe y de Benigna Vargas.
Los días de feria, miércoles y sábado, demuestran su creatividad en la confección de diseños originales para vestir muñecas nuevas y a medio uso que venden en su puesto, ubicado en la esquina de la 25 de Mayo y Honduras.
Una característica de su trabajo es la innovación. Siempre sorprenden con sus creaciones y la variedad de diseños que realizan.
“A veces la gente se aburre con un modelo nomás, entonces hay que variar los diseños”, indicó Silvia.
“Es maravilloso ver tanta belleza en miniatura”, comentó una clienta, Juana.
Una prenda infaltable de las muñecas es el sombrero “estilo Ingalls”, inspirado en el diseño para granjeros de la famosa serie. También detalles como la ropa interior. “Muchas veces la gente da la vuelta a la muñeca y mira”, dijo, entre risas, Benigna.
Mientras estas tejedoras hablaban de su oficio, una de ellas hizo un trajecito completo para una muñeca en una hora. Contaron que cada una hace de cuatro a seis al día.
Silvia dijo que compran las muñecas por docena y otras, las Barbies, “son americanas a medio uso”.
Cada muñequita cuesta 2 bolivianos. También compran muñecas grandes y confeccionan desde los zapatos.
Emma contó que incluso sus “caseritas” vienen con sus muñecas para que las tejedoras “hagan magia” renovando sus atuendos.
Emma y Silvia realizan el tejido a crochet con hilo y Benigna emplea también lana para retoques en alto relieve.
Las tres coinciden en que las ideas para sus diseños simplemente “vienen a su mente”. “Me inspiro y viene un punto tras otro”, expresó Silvia. Continuó: “Al tejer, sólo estoy soñando que lo voy a hacer lindo, en que se va a ver bien y que le va a gustar a las clientes”.
“Hacemos un diseño propio y original”, afirmó Emma. “Le pongo mucho amor a cada diseño, me encanta porque a uno tiene que gustarle para hacerlo bien”, añadió.
Benigna, que también vende plantas en el sector del mercado, empezó a vender las muñecas hace dos años. “Como a veces no hay venta, empecé a tejer”, comentó.
Silvia contó que empezó a vestir muñecas hace 10 años y fue la primera en vender. Después enseñó a su hermana Emma para que también se dedique a esta actividad.
“Hemos encontrado la forma de ganarnos unos centavos más”, manifestó Emma. Al final, esto “es un arte y realmente nosotras nos sentimos muy satisfechas”, remarcó.
Hay gente que compra las muñecas como colección o para alguna actividad social.