Carnaval, entre tradiciones extintas y otras que batallan al paso del tiempo
El Carnaval en Cochabamba es el más largo de Bolivia por las festividades que se realizan desde enero hasta marzo. Muchas de las tradiciones de esta fiesta perduraron con el paso del tiempo, pero otras perdieron fuerza y están en riesgo de desaparecer o se “acomodaron a la actualidad”.
El Carnaval empieza el Jueves de Compadres y continúa con el Jueves de Comadres. El compadrazgo “es algo esencial a la sociedad andina boliviana”. El compadre o la comadre son tutores de un niño o niña, o son los padres de los novios que “se convierten en familia”, por lo que se les dedica un día para agradecerles, explicó el antropólogo José Antonio Rocha.
Tradiciones
En algunas provincias, esta tradición va perdiendo su intensidad. En las ciudades “fue apropiada” por los jóvenes y el sector gremial. “Éstas son transformaciones que vienen con la sociedad”, añadió.
Sin embargo, por cuestiones comerciales se ha distorsionado en la juventud y se convirtió “en más de consumo de bebidas alcohólicas y no tanto de disfrute cultural”, lamentó el jefe de Relacionamiento Internacional e Interinstitucional de la Gobernación, Uvaldo Romero.
Las fiestas se celebran con mucho color con serpentinas, globos y petardos, además del tradicional puchero. Si bien este plato tiene más promoción social, se ha vuelto de alguna manera más comercial y esto pone en riesgo gastronómico a otros platos, explicó Romero.
Otros platos de la temporada son el thimpu carnavalero, típico del cono sur; la aycha canca (carne de cordero hervido y asado en brazas), de la zona andina, y el k’allu, que en Carnaval tiene un brillo especial.
Agua
El juego con agua acompañaba hasta hace más de una década el Carnaval. Romero dijo que está relacionado a elementos “casi religiosos y se usaba con el objetivo de hacer reaccionar a la persona con el agua y que se alegre el espíritu y la vida”.
Pero desde 2018, mediante Resolución Ministerial Nro. 099, el Gobierno nacional prohibió el derroche de agua potable —ya sea con globos, baldes u otros medios— durante los días de Carnaval en todo el territorio nacional. Desde entonces, e incluso antes, en algunos municipios que ejecutaron la misma prohibición, esta tradición fue perdiendo fuerza y se reemplazó con el uso de espumas. “Va desapareciendo también en las ciudades intermedias y en comunidades campesinas”, acotó Rocha.
Baile
Las comparsas son típicas del Carnaval. “Son un reflejo de la alegría carnavalera que une a la familia, a la comunidad, al barrio”, dijo Romero.
Pese a que tienen menos fuerza en las ciudades, aún están presentes en los carnavales zonales. Además, en las provincias, mucha gente llega sólo para bailar y compartir en las comparsas.
Algo que acompaña la alegría del Carnaval son los takipayanakus. Cada una de las cinco regiones tiene su propio estilo, vestimenta, zapateo, canto y música.
Al compás de la música y el contrapunteo, niños, jóvenes y adultos cantan sus coplas con rimas en varios cuartetos repetidos de par en par con un toque picaresco. Pese a mantenerse esta tradición, Romero manifestó que “lo que se está perdiendo de toda esta riqueza musical son las coplas en quechua” por la migración a los sectores urbanos.
Ch’alla y confites
El Martes de Ch’alla es la tradición más vigente, incluso se tornó institucional. Es parte del Carnaval, porque “esta fiesta es un centro de reciprocidad de la alegría del ser humano y la Madre Tierra”, explicó Romero. Lo que se está perdiendo es la ch’alla en familia, acotó.
Para las ch’allas también son imprescindibles los tradicionales confites del Carnaval valluno. “Principalmente por la gente del campo que es la que mantiene vivas estas tradiciones”, dijo Berta Borda que desde hace décadas elabora confites con sus hijos en Quillacollo.
Se preparan confites con almendra, nuez, maní, anís, entre otros. Están en base a agua, azúcar y limón. La mayoría son blancos, pero se venden otros pequeños de colores denominados “ch’alla” y utilizados para ch’allar los terrenos en agradecimiento a la Pachamama.
La venta de disfraces y máscaras es parte de la fiesta. “El hecho de vestirse es algo propio de la alegría, del espíritu suelto y libre”, dijo.
CUSTUMBRES
Provincias con un toque tradicional
Los 47 municipios del departamento mantienen vivo “el estilo tradicional” del Carnaval en sus cinco regiones. Cada una con su variedad musical, gastronómica y vestimenta invitan a la población a celebrar.
“Tenemos una riqueza importante en el Carnaval cochabambino, es uno de los más diversos del país desde su óptica de diversidad cultural”, dijo el jefe de Relacionamiento Internacional e Interinstitucional de la Gobernación, Uvaldo Romero.
Conozca cada una de las actividades en la página: www.lostiempos.com.
POR REGIONES
1 El carnaval valluno adquirió fuerza
La región de los valles se caracteriza por la producción de los takipayanakus en torno al acordeón, el charango y la guitarra; se cantan en quechua y español. El confite también es propio.
2 Una fusión entre música y danzas
En la zona metropolitana, que comprende siete municipios del eje, resaltan la fusión de la música folklórica, los takipayanakus y las comparsas reflejadas en el Corso de Corsos.
3 La zona andina se llena de colorido
La población viste las ropas más coloridas para expresar la alegría y soportar el frío del altiplano. Muestran el trabajo de los textiles hechos a mano durante todo el año a mano.
4 El cono sur brilla con luz propia
Las seis provincias del cono sur tienen una forma particular de festejar el Carnaval. Su música es distinta, takipayanakus propios. En algunos casos, su vestimenta tiene un toque europeo.
5 El trópico vive una mezcla de culturas
Tiene una expresión cultural casi contemporánea. El trópico se formó sobre todo por la migración y expresa una fusión cultural de varios departamentos y distintas raíces.