Informalidad y falta de control marcan venta de barbijos, trajes y gel
Muchos de los insumos que no se encuentran en las farmacias para luchar contra la pandemia de la Covid-19, como un barbijo, se pueden comprar en la calle. “Hay una desesperación por conseguir protección y hace que no hayan mascarillas o suban de precio”, contó Claudia, una vendedora que ve cómo los mayoristas imponen sus reglas.
Es tanta la demanda por barbijos que el precio se puede duplicar. El más seguro, un N-95, costaba Bs 25, pero ahora se halla en Bs 40 al por mayor. Las mascarillas faciales de acetato se encuentran desde Bs 10 a 40, dependiendo de la calidad. Otro producto que se ha elevado son los lentes: antes una docena costaba Bs 100 y ahora rebuscando se encuentra en Bs 280.
“Nadie controla a los mayoristas en La Cancha”, dice un intermediario. La caja de barbijos normales puede costar Bs 30 y a la media hora, 35. Otros a Bs 100 o más. En tanto, que ahora ya no quieren ni venderles, porque prefieren comercializar ellos mismos su producto porque se agota rápido, sobre todo en la zona norte.
Los trajes de protección también son muy solicitados por personas que buscan resguardarse del coronavirus. Sin embargo, la oferta es variada al punto de que se confeccionan con telas muy delgadas o popelina que no garantizan ninguna seguridad, comentó Claudia.
Los overoles se venden desde Bs 50 hasta 130 o más, dependiendo de si son nacionales, importados, desechables, engomados. Se estima que para contar con una protección adecuada se necesitan unos Bs 200.
Sin embargo, pese a la creciente demanda de estos materiales “no existe control del comercio informal y esto está generando que muchos compren y revendan sin importar el precio”. Ni la Intendencia tiene capacidad de control.
La presidente de la Asociación de Propietarios de Farmacias (Asprofar) Cochabamba, Yovana Cazorla Bernal, ratificó que las farmacias están desabastecidas de los insumos de bioseguridad básicos (barbijos, guantes y alcohol en gel), pero el mercado informal y las cadenas tienen una gran oferta.
“Vemos que la preferencia de las importadoras son las cadenas, pero éstas no están en todas las ciudades; entonces, sólo pueden atender a un sector”, cuestionó.
Asprofar cuenta con 1.500 farmacias asociadas entre grandes, medianas y pequeñas que llegan incluso a provincias. Sin embargo, desde el inicio de la cuarentena han tropezado con problemas de abastecimiento, porque las importadoras sólo les venden por encima de 100 cajas.
Más riesgos
Ante el desabastecimiento en las farmacias, la población no tiene otra que buscar lo que necesita y recurre al mercado informal, donde le dispensan productos sin garantía y con alto riesgo de contaminación de coronavirus u otras infecciones.
“Si las farmacias pequeñas, medianas y grandes no cuentan, qué hace la población, adquiere de donde no tiene que comprar. De lugares donde no pueden ser dispensados como la calle, por la contaminación. Hay descuido en manejar los guantes, el dinero y los precios, además, no corresponden”, lamentó la presidente de Asprofar.
Control
Hay unas 11 instituciones que pueden realizar el control de los medicamentos. Sin embargo, la venta informal crece sin que exista ningún tipo de regulación sanitaria, impositiva o de calidad.
En Bolivia este tipo de comercio se rige por la Ley del Medicamento 1737, que establece que todo insumo de bioseguridad debe ser dispensado en lugares establecidos.
Entre las instancias para el control esta la Agencia Estatal de Control del Medicamento (Agemed) y la Comisión Internacional del Medicamento y Vigilancia (COI), que debe hacer las inspecciones y decomisos “no solamente en estos puestos a simple vista, sino sus conexión en Facebook donde se hace la venta inadecuada a precios exorbitantes”, recordó.
“Siempre nos hemos quejado ahora más que nunca porque el mercado ilegal está arrasando a la legalidad”, enfatizó.
“No existe control del mercado informal, se ha disparado y hay muchos revendedores”, comerciante.
LOS RIESGOS DE LA VENTA AL PASO
La venta a la intemperie de los productos afecta su calidad y aumentan los riesgos para la salud.
Los insumos que antes sólo se vendían en farmacias ahora se pueden hallar al paso en puntos como El Correo, la zona norte en la calle Potosí, en el centro por la Ayacucho y Aroma y en toda La Cancha.
Sin embargo, se comercializan exponiéndolos en el piso, la luz, el calor, el polvo y la manipulación.
En tanto, que a las farmacias se les exige cumplir con buenas normas de dispensación, almacenamiento y garantía de vencimiento.