Reportan entierros clandestinos por altos costos y falta de control
Cada vez son más las familias que optan por entierros clandestinos de sus seres queridos que fallecen por Covid-19 o sospecha ante la imposibilidad de pagar los elevados costos de las funerarias y la falta de control en los cementerios alejados.
El representante del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes), Carlos Nava, indicó que los entierros que no cumplen con protocolos de bioseguridad para cadáveres con Covid-19 comenzaron hace tres meses en provincias, donde la población se resistía a creer en el coronavirus.
“Los entierros clandestinos comenzaron en marzo en el área rural, particularmente en el trópico y en valle alto, donde algunos dirigentes aseveraban que la pandemia era un invento”, mencionó.
Considera que la negación aumentó la tasa de letalidad del virus y aceleró el desastre sanitario que en tres meses registra más de 4 mil contagios y más de 200 muertes, según el Servicio Departamental de Salud (Sedes).
Personal de salud detectó que las irregularidades en el manejo y disposición de los fallecidos contribuyeron a la proliferación del virus.
Por ejemplo, en Punata, la ausencia de supervisión al entierro de una persona con síntomas de coronavirus aceleró la propagación, en abril.
Nava sostuvo que la falta de planificación de las 48 entidades territoriales autónomas para brindar un “entierro digno y humano” a las víctimas de Covid-19 está generando estragos en hospitales y en domicilios, donde los cadáveres permanecen depositados por más de una semana.
Exhortó a los asambleístas y concejales de todos los municipios a coadyuvar en la solución del problema debido a que la ciudad ya no puede lidiar con los gastos de fallecidos de otras regiones.
El costo de un servicio funerario para un fallecido por Covid-19 o con sospecha oscila de 4 mil a 6 mil bolivianos por los equipos de bioseguridad que se deben emplear, explicó la representante del sector, Rayi Mitre.
El trabajo de las funerarias que recogen y trasladan los cuerpos se complicó porque el personal debe utilizar trajes de protección y desinfección.
Los familiares, además, deben lidiar con trámites burocráticos, erogar gastos para acceder a un sitio en el cementerio o pagar 1.094 bolivianos para incinerar el cuerpo si murió con sospecha de Covid-19.
El director del Sedes, Yercin Mamani, declaró que instruyó a los municipios habilitar un espacio para que las personas que pierdan la vida por coronavirus.
El presidente de Asociación de Municipios de Cochabamba (Amdeco), Héctor Arce, subrayó que en las provincias hay “suficiente” espacio para implementar fosas y explicó que en las comunidades los dirigentes están obligados a controlar para que se cumpla con los protocolos.
Por bioseguridad se aceptan tres tipos de entierro para Covid.19: cremación, nicho y fosa, según nuevo protocolo.
"El personal de salud dicta los protocolos cuando el paciente fallece recibiendo atención, pero no cuando muere en casa y no da parte". Yuri Lazarte. Rpte. Sirmes.
"Hace más de tres semanas solicitamos que cada municipio habilite un área para fallecidos por Covid-19". Yercin Mamani. Director del Sedes.
"No debería haber dificultades en los municipios para enterrar bajo tierra a los muertos". Héctor Arce Pre. Amdeco.
SACABA AUMENTA CREMACIONES; OTRAS REGIONES NO CUENTAN CON ESTE SERVICIO
REDACCIÓN CENTRAL
El horno crematorio del cementerio de Sacaba incinera de cuatro a cinco cadáveres con Covid-19 o sospechosos cada día a causa del aumento de fallecimientos por la pandemia, informó el director de ingresos municipales, Gualberto Chávez
“Antes de la emergencia por Covid-19, cremábamos de dos a tres cuerpos por semana, pero desde que comenzó la cuarentena en marzo, aumentó. A veces hemos llegado a quemar hasta cinco fallecidos por la cantidad de solicitudes”, precisó.
Chávez detalló que el servicio es gratuito para los sacabeños que mueren por coronavirus y el costo para otros es de 1.094 bolivianos en el caso de adultos y 820 para menores de 13 años.
“La Ley Municipal 200/2020 establece estas disposiciones. La excesiva demanda no llevó a programar los horarios de cremación. No estamos cerrando las puertas a nadie”, expresó.
Expresó que proyectan la compra de un horno más, pero la falta de recursos retrasa la adquisición.
“El que tenemos fue instalado en 2016. Está funcionando bien, el mantenimiento es constante. El personal cuenta con todos los implementos de bioseguridad y realiza la desinfección de los ambientes por prevención”, comentó.
En cambio, otros municipios con gran población, como Punata, no cuentan con un crematorio y han tropezado con dificultades para enterrar fallecidos por la pandemia .