Con 8 mil casos y más de 600 decesos, Cochabamba aún tarda en reaccionar
El crecimiento de casos de Covid-19 continúa y mantienen a Cochabamba fluctuando entre la primera, segunda y tercera región del país con más contagios como en La Paz y Santa Cruz.
Al cerrar julio con más de 8 mil infectados y la letalidad más alta, el departamento se perfila como otro epicentro de la pandemia en Bolivia.
“El virus Covid-19 no camina, no tiene alas. Somos los humanos los que lo diseminamos”, afirmó el médico en salud pública Édgar Valdez. “Ése es un factor determinante que la población no ha entendido por razones culturales, económicas, políticas y hasta religiosas”, explicó.
Para mostrar la magnitud de la propagación, dijo: “El VIH/sida generó 7 mil contagios en 35 años; la Covid-19 ya ha afectado a más de 8 mil personas en cuatro meses”.
Al contagio se suma la falta de respuestas en salud y de liderazgo de las autoridades. “Los políticos han tomado el camino de la ciencia y no hay ninguna autoridad con credibilidad. El director del Sedes intenta, pero el contexto social no lo deja”, lamentó.
De hecho, a las cifras negras de casos se suma una gestión deficiente en salud, porque faltan pruebas y laboratorios.
Las medidas del autocuidado —lavado de manos, uso del barbijo y distanciamiento social— no se cumplen. “No hay respeto”, dijo.
Otra deficiencia que impide contener la pandemia es la falta de un equipo de investigación específico que determine dónde se dan más contagios, cómo se infectan y quiénes se enferman más.
Ante la propuesta de una nueva cuarentena rígida, el epidemiólogo Ricardo Céspedes explicó que los confinamientos breves no ayudan a cortar el contagio, que principalmente se da por la boca, vía respiratoria y ojos. Sólo una por un periodo largo, un mes, puede ser efectiva.
Actualmente, el virus está en 41 de los 48 municipios de Cochabamba, incluyendo a la comunidad indígena Raqaypampa. De éstos, 18 están en la categoría de riesgo alto de contagio, 20 en riesgo medio y tres en bajo (ver infografía).
Añadió que otra estrategia es abrir todo y sólo restringir salidas a la población de riesgo como adultos mayores, personas con enfermedad de base y niños para conseguir “la inmunidad de rebaño” que se da cuando una parte de la población está vacunada o tiene protección previo contagio. Luego se necesita reforzar la vigilancia.
El consultor en políticas públicas José de la Fuente dijo que la pandemia es nueva y tiene “altas y bajas”, y considera que no hay buen rastrillaje que permita identificar y aislar a los pacientes.
Además faltan terapistas para los hospitales y otro punto crítico es la gestión del Ministerio de Salud, porque faltan pruebas de detección para Covid-19 y laboratorios.