Chika, la perrita que atravesaba la ciudad con Leonardo, se recupera
Chika, la perrita mestiza que su dueño Leonardo llevaba a la ciudad cargada en un aguayo para poder vivir, recupera poco a poco de una parálisis tras seguir su tratamiento médico.
La historia de Chika se conoció en febrero. Leonardo compartió por redes sociales el recorrido que hacía todos los días para llevar a su mascota al veterinario, incluso, dejando de lado su trabajo como vendedor ambulante de alcohol en gel.
Leonardo tenía que llevar a Chika desde su casa en la zona sur hasta el norte para sus curaciones. En el momento más crítico la perrita ya no podía caminar.
Leonardo contó que fueron días difíciles porque temía que Chika, a quien encontró abandonada en la calle hace cuatro años, muriera. “Es mi compañera, mi amiga, tenía miedo de perderla y quería agotar hasta lo último para salvarla”, dijo.
Su pedido de ayuda llegó a varias organizaciones, como Patitas Descalzas, que lo apoyó en el tratamiento de Chika. También recibió ayuda de otros países.
Actualmente, Chika todavía se recupera. Vive con Leonardo, en Sivingani, en el extremo sur de la ciudad, donde las casas son sencillas y los servicios básicos aún no llegan.
Leonardo, además, adoptó a tres mascotas para que sean compañeros de Chika que son: Scot, Peludo y Cuma, dos fueron rescatadas de un río. De la misma manera, lo acompañan cuatro gatos: Diego, Cien, Pelu y Leo.
Chika está casi siempre con un chaleco camuflado para enfrentar el frío de la temporada. Duerme y come en la habitación de su dueño.
Allí tiene su rinconcito, pasa la mayor parte del tiempo sobre una frazada amarilla. Cerca de ese espacio hay dos recipientes, uno con agua y otro con croquetas. Sólo sale al patio cuando tiene que hacer sus necesidades. Leonardo sabe cuándo, la conoce muy bien y respeta sus horarios.
Recuperación
El tratamiento que Chika recibió duró varias semanas y todo ese tiempo la llevaba en aguayo. Tenía gastritis severa, infección estomacal y una herida en la vejiga. Hoy su aspecto es totalmente distinto a lo que reflejaba en las fotografías en febrero pasado. Retornará a sus controles médicos en unas semanas.
Sin embargo, aún es tímida. Con gente extraña suele permanecer en el piso, con las orejas hacia atrás, como si prefiriera la soledad o estar distante de un presunto peligro.
Leonardo reconoce que con sus propios recursos no hubiese podido pagar el tratamiento, los laboratorios y exámenes de su mascota. La ayuda que recibió amortiguó enormemente los fármacos que su perrita necesitaba.
“Por eso y mucho más estoy agradecido con todos lo que tuvieron tiempo de escribirme y auxiliarme cuando más lo necesité”, señaló.
Ambulante
Leonardo se dedica a la venta de alcohol en pequeños frasquitos y recorre diferentes calles de la ciudad. A veces suele ambular por la San Martín, 25 de Mayo, La Cancha, la plaza 14 de Septiembre, la terminal, Punata, Aroma, entre otros lugares.
En otras ocasiones se instala en una esquina y allí ofrece sus productos. Los vende a 4 y 5 bolivianos. “Hay harta competencia, a veces va bien y otras no. Eso es lo malo de no tener un trabajo seguro”, contó.
Lo que genera no le da para costearse una vida cómoda y satisfacer todos sus gustos. Con sus ganancias ayuda en su casa e intenta que nada les falte a sus mascotas a las que llama, con cariño, hijos.
Ayuda
La solicitud de ayuda se publicó el 4 de febrero y se compartió más de 8 mil veces y generó 38 mil reacciones. Varios de estos ciudadanos se contactaron con Leonardo para brindarle apoyo. Chika, una perrita mestiza, fue noticia varios días.
Vínculo
El veterinario Enrique Mendizábal señaló que en la actualidad se reforzó el vínculo humano-animal, una interacción muy fuerte de vida y emocional.
“Nos refugiamos en ellos, descargamos toda nuestra carga emocional y ellos están al lado nuestro para darnos cariño”, explicó Mendizábal.
Crece el cariño y protección por las mascotas, pero también el abandono
En la actualidad ya es común escuchar historias de ciudadanos que ofrecen mejores condiciones de vida a sus mascotas. En muchos casos los visten, les regalan accesorios, los llevan por doquier y están atentos a todas sus necesidades. No obstante, esta situación no era común hace más de una década.
El veterinario Enrique Mendizábal señaló que en antaño tanto el perro como el gato cumplían sus funciones específicas en el hogar. Por ejemplo, el can solía encargarse de ayudar a pastear o ser el guardián de la casa; respecto a los gatos, su rol más importante era ahuyentar a los ratones.
Mendizábal atribuyó este cambio al incremento de la civilización, lo cual llevó a ajustar el modo de vida actual.
“Ya no hay tanto espacio como antes, ahora estamos más agrupados en la ciudad, se vive en ambientes en donde se debe compartir y los animalitos pasan a ser un miembro más de la familia. Incluso, mucha gente vive para sus animales”, indicó.
El veterinario dijo que tanto los perros y gatos se fueron adaptando a la rutina y a la época. Esta situación se evidenció aún más durante la pandemia. No descartó que a futuro, mientras haya más cambios, también las mascotas se moldeen al ritmo de vida.
En la actualidad, también se conoce más de las patologías que padecen los gatos y perros. Asimismo, ya existen fármacos para el tratamiento de cada una de ellas.
Sin embargo, paralelamente al crecimiento de la importancia hacia las mascotas, también existe un “no importismo” muy latente a los animales ajenos.