Bordadores se lucen con novedades para el mes patrio a pesar de la crisis
Pese a que por la pandemia se suspendieron los desfiles por las fiestas patrias del 6 de agosto, decenas de artesanos en Cochabamba continúan confeccionando símbolos para realzar los actos.
El patriotismo y el fervor cívico de la población comenzaron a dinamizar la economía de bordadores de estandartes, escarapelas, banderas y bandas que se alistan para las ceremonias por el 196 aniversario de Bolivia.
Si bien el movimiento se redujo por las restricciones de la emergencia sanitario, los artesanos que se dedican a este oficio aceleran los pocos trabajos que les encargaron con la esperanza de captar más pedidos.
Creatividad
“Estamos entrando a agosto y ya estamos elaborando los símbolos patrios, antes había bastantes desfiles, pero como ahora los han suspendido estamos con menos pedidos. La gente de la provincia nos está haciendo elaborar estandartes para instituciones y organizaciones”, afirmó una artesana de Bordados Bolivia, Karen Mendoza Orellana.
Relató que el taller lleva al menos 42 años ofreciendo bordados de calidad.
Añadió que el arte de diseñar y bordar los aprendió de sus padres, Vicente Mendoza Quisbert y Zaida Orellana Solís, que heredaron a sus hijos este oficio.
“Para dedicarte a esto tienes que tener mucha paciencia, creatividad e ingenio porque bordar cada detalle lleva su tiempo, el trabajo es manual y minucioso, desde el diseño, cortado y costura”, comentó.
Los interesados deben solicitar con dos semanas de anticipación la confección de estandartes, porque es uno de los símbolos que más elementos presenta. En tanto, las bandas pueden entregarse hasta en dos semanas.
“Esta es una empresa familiar donde trabajamos siete integrantes, antes éramos 10 personas, pero por la pandemia tuvimos que reducir, cada uno realiza una tarea específica. Si bien no tuvimos aún problemas con la provisión de materiales y telas, hemos tenido que bajar los costos de nuestros servicios por la crisis económica”, enfatizó.
Por su parte, Daniel Mendoza, otro integrante de la empresa, dijo que el precio promedio de un estandarte es de 700 bolivianos, pero que el tipo de tela y la calidad de los insumos empleados en la confección hacen que esto varíe.
Puntualizó que se trabaja de forma manual sobre todo en el bordado de mantos para las fiestas de santos y religiosas como el de la Virgen de Urkupiña, porque con el paso del tiempo llegan máquinas para facilitar la costura de logotipos.
“Muchas artesanos cerraron sus talleres, a nosotros nos ayudó bastante ofrecer nuestros servicios por redes sociales y también la experiencia que tenemos”, dijo.
Novedades
Otra artesana, Yola Mamani Quispe, de bordados Kolla, que tiene por lo menos 20 años de experiencia en el rubro, contó que la novedad este año son las escarapelas con colores de la wiphala y las bandas hechas de tela de bayeta.
“Este material lo prefieren en el trópico de Cochabamba, han llevado escarapelas con la tricolor, pero también con la wiphala”, remarcó la artesana.
Pedidos
“Las alcaldías piden, además, cuadros bordados con la imagen del escudo, del Libertador Simón Bolívar, de Antonio José de Sucre y banderitas para adornar sus escritorios”, explicó.
La artesana indicó que actualmente sólo realiza el trabajo con la ayuda de su esposo Daniel Mamani y su hija, porque la cantidad es inferior a lo que demandaban los clientes en 2019.
SUSPENSIÓN DE URKUPIÑA AUMENTA PÉRDIDAS
REDACCIóN CENTRAL
La determinación de suspender la entrada folklórica de la fiesta de la Virgen de Urkupiña ahonda la crisis económica de los artesanos que se han visto en la necesidad de reducir al mínimo sus gastos para sobrevivir.
“Esto viene desde el Carnaval de Oruro, nosotros comenzamos a recibir pedidos desde noviembre, pero como este año se ha suspendido hasta Urkupiña, estamos de pérdida en pérdida”, afirmó Karen Mendoza, de bordados Bolivia.
Sostuvo que en lo que va del año el pedido más importante que tuvieron fue el de la elaboración de un manto para la Virgen del Carmen, que fue un encargo de una devota.
Mientras que Yola Mamani, otra artesana, subrayó que este año tuvo menos pedidos de feligreses del país, pero sí de bolivianos que radican fuera de Bolivia.
“Hay personas que aman nuestro folklore y llevan nuestras costumbres a Europa. He tenido la oportunidad de bordar trajes para bolivianos que viven en el exterior, eso me anima”, informó.
Respecto a la forma de envío, resaltó que en algunos casos la persona recoge de su taller y en otros piden que hagan el envío.