Rescatan 79 animales silvestres en 4 meses y crece venta ilegal por RRSS
Paola Pérez Araníbar
El comercio de animales silvestres data de varios años atrás. Sin embargo, este negocio se visibiliza más gracias a las redes sociales. Aves, mamíferos, reptiles y otras especies son comercializados con diferentes fines, ya sea para tenerlos como mascotas o utilizando su partes para procedimientos de medicina natural o según algunas creencias culturales.
“Son tan inteligentes los traficantes que ahora lo hacen por las redes, te venden por WhatsApp”, dijo Marcelo Antezana, propietario de Agroflori, un refugio temporal para animales silvestres.
A través de un trabajo “encubierto”, recuperaron a un guacamayo, Ara ararauna, que iba a ser comercializado mediante Facebook. Esta ave recibe tratamiento hace seis meses y aún queda un tiempo más para reinsertarlo en su hábitat natural.
La Policía Forestal y de Protección al Medio Ambiente (Pofoma) es la entidad encargada de rescatar diferentes especies silvestres. Pero, en muchas ocasiones, los animales rescatados deben pasar por un proceso de recuperación antes de retornar a la selva, bosque u otro ambiente al que pertenezcan.
Por su ubicación geográfica y las características climáticas, Cochabamba es una región que puede albergar temporalmente a diferentes especies. La Alcaldía de Cercado realiza este trabajo a través de la dirección de Medio Ambiente, dependencia que administra el Centro de Atención y Derivación de Fauna Silvestre en la Laguna Alalay.
“Vienen animales en diferentes situaciones, tanto aves como mamíferos. Tenemos un equipo de veterinarios con un presupuesto de 300.000 bolivianos que cumple todo el año para la atención inmediata”, explicó Elvis Gutiérrez, director de esta dependencia.
Al refugio llegan animales rescatados no solamente del Cercado, sino de otros municipios e incluso de otros departamentos. La Alcaldía participa de diferentes operativos que buscan evitar el tráfico de animales o que estos vivan en condiciones que no son las adecuadas.
Este 2022 el refugio municipal alberga a 79 animales, entre monos, tejones, psitácidos (loros), rapaces y tortugas.
Muchos de ellos aún reciben tratamiento para que puedan reponerse y posteriormente retornar a su lugar de origen, pero en muchas ocasiones estos animales ya son dependientes de la ayuda humana, especialmente para la alimentación.
“Como el animal ha sido dependiente del ser humano, es muy difícil que vuelva a ser independiente en la selva”, señaló.
Otra consecuencia del tráfico de animales es el desequilibrio ambiental que ocasiona en la naturaleza.
Antezana señaló que, a raíz de la comercialización de animales, algunas especies salen de los bosques a los que pertenecen en busca de alimento para la supervivencia. Puso como ejemplo a las aves rapaces. Éstas se alimentan de roedores, pero cuando salen de su hábitat se provoca una sobrepoblación de ratas y ratones que llegan a las ciudades, donde pueden ocasionar enfermedades.
Actualmente, Agroflori trabaja para mantener la biodiversidad albergando a 2.200 ejemplares, muchos de ellos en peligro de extinción.
Uno de los objetivos del refugio es generar conciencia en sus visitantes. “De 10 personas que vengan que uno salga ambientalista, con eso estamos cumpliendo como seres humanos”, finalizó.
VEN QUE ALGUNOS “RITOS” AVALAN EL MALTRATO ANIMAL
REDACCIÓN CENTRAL
El aspecto cultural también es un factor que incide en el maltrato animal, dijeron algunos defensores de animales.
Tortugas, jaguares, víboras y otros animales son utilizados en diversas actividades, ya sea en la medicina natural, cosmetología o con fines de entretenimiento, como ocurre con las entradas folklóricas.
“Culturalmente, se comen las tortugas, los huevos o hacen crema para las arrugas de las señoras”, dijo Antezana.
El propietario de Agroflori relató que en el occidente del país surgió una nueva tendencia que utiliza animales silvestres o en peligro de extinción para beneficio médico.
El activista describió que algunas personas licúan las ranas del lago Titicaca “para la virilidad” o utilizan la grasa de la víbora para tratamientos en los pulmones.
Según Antezana, este tipo de creencias carecen de un sustento científico que avale el uso de partes de animales para tratar alguna enfermedad.
Añadió que muchas de las especies que se utilizan en estas prácticas están en peligro de extinción, por lo que ponen en peligro la biodiversidad con la que cuenta Bolivia.