La estación del tren, una “joya” en medio de un mar de comerciantes
El pasado y apogeo de la Estación Central Ferroviaria de Cochabamba es un recuerdo. Ahora es un mercado más, rodeada de un mar de comerciantes y sumida en el abandono de sus propios administradores, que han permitido la instalación de casetas y depósitos. Del servicio ferroviario no queda nada, ni el buscarril.
Esta “joya” histórica y arquitectónica que en el pasado lucía sus vitrales ahora está sin un plan para su recuperación pese a tener una declaratoria de patrimonio.
Su entrada principal está en la calle Tarata, pero ahora está llena de casetas. En el pasado tenía una parada de transporte y algunos vendedores.
Ahora está rodeada por más de 300 casetas que opacan totalmente su fachada, como si estuviese ahogada por comerciantes. La circulación para el transporte es casi imposible, especialmente los días de feria.
A pesar de la invasión de casetas, la edificación conserva sus características. No sufrió ninguna intervención ni restauración durante años. El tiempo carcome silenciosamente el edificio.
Al interior, en la planta baja, estaban las boleterías, pero ahora están cerradas. Algunos ambientes son depósitos, hay una pensión y dos baños públicos. Cada miércoles y sábado, unas 70 confeccionistas se apropian del espacio para ofrecer ropa.
En el patio principal aún hay pequeños vagones y rieles por los que transitaban las locomotoras. A diario, se aprecia el trajín de los comerciantes, que alquilan varios ambientes y vagones como depósitos por 3 bolivianos la noche, el precio varía según el tamaño.
En la primera planta se aprecian oficinas, entre ellas la de Empresa Nacional de Ferrocarriles del Estado (ENFE), donde está el mapa de las vías del tren.
Según el coleccionista Jorge Ernesto Ibáñez, fue obra de Hans Grether, un alemán llegado a Bolivia para desarrollar las vías de tren. “Se puede observar el recorrido geográfico, mensura, cálculos, presupuestos. El alemán levantó el mapa de las vías y elaboró descripciones, entregando su trabajo en 1925, año en el que también murió”, explicó.
“El hall, por demás lujoso con un vitral en el techo, se conserva original e intacto, aún aguanta las inclemencias el tiempo y el polvo”, contó.
De acuerdo a los datos históricos, el lugar tuvo su apogeo entre 1964 y 1996, con al menos tres viajes por semana y una capacidad de 700 pasajeros por tren. Los precios de los boletos oscilaban entre 13 y 17 bolivianos, en segunda y primera clase. Tenía 200 trabajadores.
Ley de patrimonio
En 2015 se promulgó una ley que declara a la estación y su corredor ¨Patrimonio Ferroviario edificado de Cochabamba¨.
El artículo 4 manifiesta que los recursos económicos que genere deben destinarse al registro, conservación, salvaguarda y rehabilitación de la edificación.
El artículo 8 expone que todas sus edificaciones y componentes deben permanecer íntegros, “prohibiéndose cualquier tipo de fraccionamiento futuro”. Pese a esta declaratoria, las acciones para su mantenimiento y conservación son pocas.
La concejala Daniela Cabrera explicó que el artículo 10 manifiesta que el Ejecutivo debía generar un proyecto integral de recuperación en coordinación con ENFE, en el lapso de 360 días, es decir hasta 2016. Dijo que ya se solicitó un informe sobre este lugar a Bienes Municipales de la Alcaldía para conocer las condiciones reales del lugar.
Hay varios sectores que manifiestan que no existe una administración adecuada para este espacio debido a que no hay un ordenamiento para los comerciantes del lugar. Probablemente, el único proyecto real que existió fue elaborado en 2019 por un equipo técnico del Viceministerio de Vivienda y Urbanismo. El grupo estaba al mando del coordinador de Programa en Bolivia para ONU Hábitat, Sergio Blanco. Consistía en la revitalización en dos ejes: el patio norte, los ambientes de la estación y el patio sur, el entorno del galpón en donde están las locomotoras; no obstante, no fue ejecutado.
Otro proyecto reciente que incluye a la estación fue presentado por la arquitecta y experta en patrimonio Patricia Dueri. Explicó que considera a la infraestructura y su entorno, La Cancha, como uno de los siete espacios patrimoniales para que se puedan desarrollar actividades culturales.
Dueri consideró que la recuperación particularmente de la estación es posible, pero se requiere un proyecto consolidado y que las autoridades se apropien de ello.
“Se puede, todo se puede hacer, es un tema de voluntad y de hacer gestión. La estación tiene espacios que son comerciales. Si se vuelve para actividades culturales, muchas personas del entorno también podrían participar”, aseveró.