Cinco factores bajan la producción de chicha y otras bebidas la suplen
La chicha, la icónica bebida qhochala elaborada a partir de maíz, ha sido durante mucho tiempo un pilar en la cultura cochabambina; sin embargo, en los últimos años, su presencia en la mesa y en las festividades de Cochabamba ha ido disminuyendo gradualmente, dejando a muchos preocupados por el futuro de esta tradición arraigada en la región.
Muchos “chicheros” dejaron de producir este brebaje debido a la falta de maíz, la introducción de bebidas de contrabando, la sequía y la migración, entre otros motivos, y trasladaron su rubro a otras bebidas como la cerveza y el guarapo.
Tradición
El proceso de elaboración de la chicha es todo un ritual. Comienza con la fermentación del maíz, luego hay que molerlo para obtener una especie de harina que se mezcla con agua hervida y chancaca. Este proceso meticuloso ha sido transmitido de generación en generación.
Sin embargo, los tiempos están cambiando, y la tradición de consumirla ya no es tan frecuente como lo fue en el pasado.
Doña Eva, un tradicional establecimiento de chicha en Tiquipaya que ha producido y vendido la bebida durante más de tres décadas, es un ejemplo vivo de este cambio. En su apogeo, solían producir hasta mil litros de chicha por semana; sin embargo, hoy en día, luchan por vender incluso 50 litros a la semana, según explicaron sus dueños.
La bebida llega a fermentarse de forma rápida y no es posible guardarla, por lo que no queda más alternativa que desechar lo sobrante, relató Eva, que tiene más de 80 años.
La disminución en la demanda ha llevado a la difícil decisión de detener la producción de esta emblemática bebida en el local. Ahora el local vende guarapo de uva, manzana, maracuyá y frutilla, además de platos a elección.
Calidad y costo
Dennis Salazar, de la productora de chicha Museo de Tarata, explicó que al menos cinco factores afectan la producción de la chicha.
“Los factores son el cambio de bebidas: la gente toma más cerveza y otras; la (cerveza) argentina llegó barata y afectó las costumbres locales. También la migración afectó mucho: llega gente de La Paz y se va la gente de aquí, entonces las costumbres se dispersan”, dijo a Los Tiempos.
Otro factor de la baja del consumo es que la chicha “no es vista con buenos ojos” porque la calidad ha bajado debido a que los costos de producción han subido mucho, y la gente no quiere pagar ese precio por un buen producto. “Algunos productores se ven obligados a disminuir la calidad y la gente entonces cree que todas las chichas son malas y dejan de consumir”, aseveró.
Esta empresa tarateña hoy por hoy sólo produce chicha para ocasiones especiales porque producir seguido no es rentable.
“Nosotros ofrecemos chicha de alta calidad. Cuesta un poco más, entonces no podemos competir con los que venden más barato”, dijo.
La empresa produce alrededor de ocho turriles y cada balde se vende a 30 bolivianos, pero en otras chicherías se vende a 20.
Otro factor que afecta, en este caso, la distribución de la chicha, es el costo del maíz, que cada año sube y que también es afectado por la sequía.
Ferias
A pesar del panorama, aún hay escenarios donde se consume esta bebida, sobre todo en ferias provinciales. En Tiquipaya, el primer domingo del mes de mayo se realiza la “Feria de la chicha y el lapping”, que en esta gestión contó con más de 30 expositores, según la Alcaldía.
Resalta la innovación de la producción de chicha mezclando diferentes granos y sabores con maíz, como la chicha de quinua y de maní, que son de gran preferencia de los consumidores. También sobresalen la chicha k’ulli (roja) y la chicha de durazno.
Chicha: impacto social y cultural
Según el antropólogo José Antonio Rocha, la chicha tiene dos factores importantes para Cochabamba: el social y el cultural.
Desde un punto de vista asocial, impacta porque es una tradición que involucra un acto social y colectivo; al tomar una tutuma de chicha, se trasciende más allá de una simple palabra, siendo una acción que comunica “por ti estoy bebiendo”. Esto representa un puente de interacción en el contexto valluno.
Aunque no es indispensable en el entorno social, es reemplazable, ya que los seres humanos buscan variantes sustitutivas con otras bebidas. Sin embargo, esto puede llevar a una pérdida cultural, ya que los cochabambinos pierden parte de su identidad cultural. Por ello, hace un llamado a la población para reavivar estas tradiciones, con el fin de preservar nuestra identidad cultural.