Confección de ropa para estudiantes
Después de haber aprendido el oficio en la sastrería de su padre y acumulado experiencia como operario en varias empresas de confección, Federico Mamani, junto a su esposa María Loerenza, abrió su microempresa familiar hace cuatro años, en su domicilio de la avenida Ferrocarril y Chuquisaca de Quillacollo. La meta que se fijaron fue atender todos los pedidos de confección que las escuelas e instituciones públicas y privadas solían encomendar a empresas de la ciudad de Cochabamba.
Su inversión inicial fue de 90 mil bolivianos para la compra de 4 máquinas de coser over, 6 rectas, una collareta, una pretinera, una remachadora y dos cortadoras, además de infraestructura y telas importadas de algodón, caqui americano o chino y jeans brasileños.
La microempresa “Facvel Confecciones” comenzó sus operaciones atendiendo pedidos de chamarras, overoles, chalecos, camisas y pantalones para fábricas, pero, sobre todo, poleras con diseño moderno para jóvenes y señoritas estudiantes de prestigiosos colegios.
Desde hace dos años, aproximadamente expandió sus actividades al diseño y confección ropa deportiva (buzos, casacas, sudaderas, shorts y camisetas, en tela algodón) y de vestir (parcas, chamarras, camisas y pantalones jeans) a pedido de establecimientos educativos e instituciones privadas de Quillacollo y de Cochabamba, respectivamente.
La comercialización exitosa de sus productos se basa en la costura y acabado fino de las prendas, el cumplimiento de contratos en plazo establecido y sobre todo en los precios de costo, considerando que sus productos no se comercializan en ferias populares, ni en tiendas.
Los propietarios de “Facvel Confecciones” confiesan que varios proyectos de expansión y crecimiento empresarial, como consolidar su presencia en Tarija, Chuquisaca y Oruro, se diluyeron debido a que no cuentan con capital y tanto los bancos como el Gobierno exigen muchos requisitos para efectivizar un crédito.