Elecciones en EEUU sugieren que el país más poderoso del mundo no está muy interesado en el mundo
Simon Kuper
Durante el siglo pasado, el territorio de Estados Unidos sufrió un terrible ataque del extranjero en Pearl Harbor, y de nuevo en 9/11. En cada una de estas ocasiones, la respuesta estadounidense cambió el orden mundial. Si a eso agregamos algunas atrocidades terroristas menores, el número total de muertos en suelo estadounidense resultante de las acciones generadas en el extranjero durante estos últimos 100 años es menos de 6.000. La ciudad bosnia de Srebrenica perdió más personas en una sola masacre serbia en 1995.
Estados Unidos habita una mansión cerrada en la urbanización más geopolíticamente segura. Incluso si el Ejército Rojo de Rusia hubiera invadido toda Europa occidental, la vida en Alabama u Ohio habría permanecido casi inalterada. Es un hecho revelador que cuando Donald Trump lanzó su campaña presidencial tuvo que inventar un nuevo "monstruo" extranjero: el violador mexicano. Estados Unidos es inmune al mundo de una manera en la que los partidarios británicos del "Brexit" sólo pueden soñar. Esto significa que la elección en Estados Unidos probablemente importa más a los extranjeros que a la mayoría de los estadounidenses. El presidente de Estados Unidos tiene el poder de proteger al resto del mundo, causar estragos o simplemente ignorarnos.
Ningún país puede existir en un glorioso aislamiento, pero Estados Unidos está bastante cerca de lograrlo. Mucho antes de esta campaña electoral, ya se estaba retirando de un mundo fastidioso. Barack Obama se ha pasado ocho años tratando de renunciar al papel de policía global, pero, como Xenia Wickett de Chatham House señala, él no se molestó en explicar su política y, por lo tanto, a menudo simplemente parecía ser débil. Trump ofrece una grotesca caricatura del aislacionismo estadounidense, pero incluso suponiendo que Hillary Clinton ganara la presidencia, Estados Unidos ya ha perdido su deseo de entrometerse en países lejanos de los que no sabe nada.
Para nosotros los extranjeros, la irresponsabilidad de Estados Unidos es más temible que su aislacionismo. Esto también es un lujo que sólo un país extraordinariamente seguro puede permitirse. Trump es tan ignorante y tan guiado por sus impulsos que en una encuesta de la Lincoln Leadership Initiative, sus propios partidarios opinaron que existía un 22 por ciento de posibilidades de que él comenzara una guerra nuclear. Sin embargo, a sólo seis semanas de la elección, él tenía un 50/50 de posibilidad de convertirse en presidente. Y puede que todavía gane.
La asombrosa candidatura de Trump probablemente sólo pudiera ocurrir en un país que se sintiera lo suficientemente seguro como para subsumir su política en la televisión de entretenimiento y en la guerra cultural. Europa también produce populistas xenófobos, pero tienden a ser populistas xenófobos mejor informados, como Marine Le Pen y Geert Wilders. Y lo que es más, ellos no pueden destruir el mundo.
"El extranjero" no parece ser importante para la mayoría de los votantes de Estados Unidos, sin embargo, es el único lugar donde sus presidentes pueden tener un impacto significativo. A nivel nacional, al presidente generalmente lo bloquea el Congreso. El iPhone probablemente hizo más que Obama para cambiar la mayoría de las vidas de los estadounidenses.
Pero si un presidente estadounidense repentinamente siente el deseo de transformar un país extranjero, puede hacerlo. Por lo tanto, los extranjeros oscilan entre dos temores acerca de Estados Unidos: ya sea que nos va a hacer daño o, a veces, como ahora, que nos va a olvidar.
Actualmente, Europa es un buen vecindario pero, en comparación con Estados Unidos, sigue estando incómodamente cerca de la acción. Un ministro de Asuntos Exteriores francés utilizó en una ocasión una inusual conversación privada en la parte trasera de una limusina con su presidente, Jacques Chirac, para preguntarle por qué era siempre tan amigable con Rusia. Chirac le habría respondido: "Porque cuando miro el mapa de Europa, veo un montón de pequeños y lindos países, y justo al lado de ellos, está este oso gigantesco. Así es que soy amable con el oso". En el sureste de Europa se halla un violento gueto con disparos las 24 horas del día, mientras que al sur hay personas que se mueren de hambre.
Y como lo ha expresado el actual presidente francés François Hollande, "Estados Unidos pide a los europeos que se autodefiendan". Eso representa un problema, ya que la simple creación de nuestro propio "comité de vigilancia de la comunidad" probablemente siempre estará más allá de nuestra capacidad. El Reino Unido ahora se halla consumido con el "Brexit" (por lo cual es aún menos útil como aliado de Estados Unidos); el Ejército francés está ocupado patrullando las calles francesas, y, en términos militares, los otros países europeos son lo que los franceses despectivamente llaman "vegetarianos". La mayoría de la acción europea en el extranjero está actualmente dirigida por Angela Merkel. Aunque los estadounidenses e incluso los alemanes están gastando mucha energía tratando de averiguar en qué tipo de poder se está convirtiendo Alemania, sin duda, no será un "poder duro".
Vladímir Putin acaba de enviar armas nucleares a Kaliningrado, entre Polonia y Lituania. Toda Europa corre el riesgo de acabar donde Europa del Este solía estar: dentro de la esfera de influencia de Rusia. Aun así, eso pudiera no resultar desastroso. "Putin no es estúpido", aseguró Daniel Keohane del Centro de Estudios de la Seguridad de Zúrich. "No estoy seguro de que esté interesado en tener una guerra real con un Estado miembro de la OTAN". Putin probablemente prefiere simplemente ser problemático, piensa Keohane. Las peores consecuencias del aislamiento estadounidense, por lo tanto, recaerían en Medio Oriente: ¿Qué sucedería allí si Estados Unidos ya no mantuviera el delicado equilibrio entre Irán y Arabia Saudita?
Pase lo que pase, es probable que no se sienta en las calles estadounidenses. Como lo demuestra esta elección, el país más poderoso del mundo no está muy interesado en el mundo.