El primer Banco Solidario de Alimentos es cochabambino
Son las 10:20 de la mañana y ni la hora ni el tremendo sol —que aún parece partir las piedras en pleno mayo— frenan al grupo de voluntarios cochabambinos de La Manzana Roja, el primer Banco Solidario de Alimentos de Bolivia.
A esa hora, uno de los equipos de esta entidad debe encontrarse en inmediaciones del Campo Ferial Alalay para la primera colecta de alimentos del día, en el Mercado Campesino.
Jheyson Cruz (26) de la carrera de Medicina de Univalle es uno de los voluntarios entusiastas y comprometidos. Ha estado en casi todas las actividades desde la fundación de La Manzana, en 2017, cuando la idea de crear un banco de alimentos surgió como respuesta a los problemas de distribución de alimentos en Bolivia, bajo la premisa de eliminar el hambre.
Tras varios meses de teoría, estudios y organización, la entidad inició sus actividades en octubre pasado y llegó a reunir hasta hoy seis mil toneladas de alimentos que entregó a beneficiarios de distintas zonas y edades en la ciudad, especialmente a menores de edad en situación de riesgo.
Cruz conversa muy entusiasmado sobre el programa, los resultados y la manera en que se efectúan las colectas con las “caseritas” que aceptaron integrar el programa de alimentación solidaria, comprometiéndose a donar alguno de los productos que comercializan.
Programas
“Como organización, nos apoyamos en las donaciones de gente dispuesta a demostrar que es posible el hambre cero”, dice Cruz, y relata que “el proceso de trabajo en el banco está dividido en cinco departamentos, cada uno cumple un programa específico”. Por ejemplo, el Departamento de Proveedores recolecta los alimentos cada dos semanas en distintos mercados en grupos de hasta 30 voluntarios y los entrega al Departamento de Calidad e Inocuidad, en el edificio Univalle (av. Ayacucho), donde los productos son revisados y clasificado para luego ser repartidos a los sitios comprometidos.
Lo recaudado se entrega permanentemente a tres hogares: a la Asociación Villa Libertad, en Chilimarca; a la Fundación Villa Esperanza, de Cala Cala, y al hogar Ciudad de los Niños, por el Cruce Taquiña .
“Cuando hay excedentes de algún tipo de alimento, se lleva a Villa Infantil, al Comedor de Cala Cala o al albergue del Hospicio por la plaza Colón”, dice Nicole Guerrero, directora de Relaciones Externas, representante y miembro fundador del Banco Solidario de Alimentos.
El proyecto cuenta también con un Departamento de Investigación y Seguimiento que se hace cargo de la producción científica propia del Banco de Alimentos, mediante el análisis de los datos obtenidos en las visitas periódicas de seguimiento, dispuestas también para llevar un registro del avance del cumplimiento de los objetivos.
El Departamento de Beneficiarios del Banco de Alimentos garantiza la confiabilidad gestiona el proceso de despacho y lleva a cabo el registro pertinente.
Paralelamente, la entidad ha organizado tres comités de Soporte (Odontológico, Nutricional y Psicológico) para apoyar de manera integral a los beneficiarios del banco.
Las colectas son la principal fuente de recursos del Banco, aunque también hay personas naturales que hacen donaciones de alimentos y empresas que tienen programados días especificos para entregar sus productos.
“No ha sido una tarea fácil organizar el sistema de La Manzana Roja, contactar diversas organizaciones, empresas y gente comprometida que ayude a cumplir nuestro cometido”, dice Guerrero, orgullosa de los resultados alcanzados.
El proyecto cuenta con un importante marco teórico que respalda cada movimiento, garantizando la sustentabilidad de la actividad.
Derroche
Según el estudio de La Manzana Roja, el desperdicio de alimentos en el país es de aproximadamente 1.800 toneladas por día. Sólo en Cochabamba, más del 50 por ciento de la población de Cercado desperdicia al menos un kilogramo de comida en buen estado a la semana, y solamente el 9 por ciento de los habitantes reconoce que deshecha comida cada día, pero no sabe cuantificar la cantidad.
Los datos son relevantes, tomando en cuenta que este porcentaje está calculado por persona, y no por familia. Ello, sumado a que en Bolivia cerca de 2 millones de personas padecen subnutrición crónica, según el informe de 2015 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés). Impulsan a considerar que alternativas particulares de lucha contra el hambre como este banco de alimentos son una solución palpable.
IGH
Según la investigación de La Manzana Roja, Cochabamba tiene un Índice Global de Hambre (IGH) de 17,03, cifra que se halla entre las más altas de América del Sur.
“Nos dimos la tarea de crear esta institución para disminuir esos índices”, enfatiza Guerrero, y resalta que la actividad ha sido posible gracias al apoyo de voluntarios comprometidos con el lema “si todos nos damos la mano, no habrá manos pidiendo pan”.
Actividades y metas
A corto plazo, una de las metas de La Manzana es contar con un coche repartidor de productos, ampliar sus socios aliados (supermercados, vendedores, etc.), captar más voluntarios y llegar a más población.
6 mil kg de comida entregó La Manzana Roja gracias a convenios con empresas, organizaciones y 100 pasantes voluntarios.
UN PROGRAMA DE ALIANZA ESTRATÉGICA CON UNIVALLE Y BOA
La Manzana Roja es el primer Banco de Alimentos de Bolivia. Una organización sin fines de lucro comprometida con la reducción del hambre en poblaciones vulnerables.
A tiempo de sensibilizar a la población, realiza levantamiento de datos, una mejor distribución de los alimentos que recolectan y rescatan, mejorando la nutrición sus beneficiarios. Pero, sobre todo, desarrollando un sistema sostenible para erradicar el hambre en Bolivia.
Univalle y BoA forman parte del programa y lo impulsan con una alianza como socios estratégicos brindando apoyo, logística, transporte y espacios de almacenamiento para la selección entre otros.
DATOS
Creación. La Manzana Roja nació en junio de 2017 en las en las aulas de Univalle. Se lanzó oficialmente en marzo de 2019.
Participantes. Trece estudiantes iniciaron el proyecto investigando y justificando la creación del Banco de Alimentos.
Investigaciones. En Bolivia existen 2 millones de personas con desnutrición crónica, FAO/OMS y se desperdicia 1 kg de comida por habitante a la semana.
Resultados. 1.300 toneladas de alimento en buen estado se desperdician al día en el país.