Analistas dudan de que la economía crezca al 5,5%, como lo prevé el FMI
El crecimiento económico en Bolivia al 5,5 por ciento en 2021, como lo proyectó el Fondo Monetario Internacional (FMI), dependerá de los resultados de la vacunación contra la Covid-19, de mayores inversiones y del ingreso de divisas por exportaciones; caso contrario, no se logrará alcanzar ese nivel de crecimiento, señalan analistas consultados.
El pasado martes, el FMI publicó su informe denominado Perspectivas de la Economía Mundial, en el que sitúa a Bolivia como uno de los países con mayor crecimiento en la región, sólo por detrás de Perú, Chile y Argentina.
La proyección del FMI supera incluso a la del Gobierno nacional, el cual estimó un 4,4 por ciento en el Programa Fiscal Financiero 2021.
En opinión del analista Luis Fernando García, la proyección del organismo internacional es optimista porque no toma en cuenta factores como la tercera ola de la pandemia y la posibilidad de no alcanzar los resultados esperados en la vacunación.
Menciona que es necesario tomar en cuenta la elevada mora bancaria a consecuencia del diferimiento de créditos, algo que “recién se va a destapar en el mes de julio”. Cree necesario implementar medidas que promuevan inversiones e ingreso de divisas al país, caso contrario duda que se pueda alcanzar un crecimiento del 5,5 por ciento.
Por su parte, el economista José Luis Evia hace notar que el FMI redujo su proyección en relación a su anterior informe, en el que estimó un 5,6 por ciento.
“Evidentemente, el FMI considera que la recuperación de la economía mundial incidirá de mayor medida en la recuperación de la economía boliviana”, afirmó el analista.
Experto ve cautela en el Gobierno
El Banco Mundial (BM) proyectó a fines de marzo un crecimiento del 4,7 por ciento del PIB de Bolivia en 2021. Al igual que el Fondo Monetario internacional (FMI), la estimación es superior a la del Gobierno nacional, que prevé un 4,4 por ciento.
Según el economista José Luis Evia, el mayor optimismo en los organismos internacionales se explicaría en la decisión del Gobierno boliviano de no ponerse una meta de crecimiento que posteriormente no logre alcanzar.
“Puede que sea más cauto para evitar perder credibilidad si la economía no alcanza el crecimiento proyectado”, dijo el analista.