La cantidad de ladrilleras en San Benito se duplicó en cinco años
En 1980 se instalaron los primeros 10 hornos para la fabricación de ladrillos en San Benito, un municipio conocido por ser fruticultor por excelencia, pero en 2010 este número subió a 50 y en los últimos cinco años esta cifra casi se duplicó, llegando a 90 hornos.
En la actualidad, existen dos asociaciones de ladrilleras que entran en funcionamiento en época de invierno, el tiempo de quema es de tres días y dos noches. En estas jornadas se observa el humo y se siente el olor a ceniza.
Si bien se trata de la fuente empleo de 90 familias que se dedican a la producción de ladrillos de forma artesanal, es bien sabido que se trata de una “fábrica de contaminación” no sólo del medioambiente sino también de la producción agrícola y daña la salud de las personas.
Las autoridades del municipio son conscientes de esta situación y trabajan en la forma de aminorar el impacto ambiental, pero hasta la fecha no existe una acción concreta al respecto.
El director de Desarrollo Productivo y Medio Ambiente de San Benito, Gonzalo Claros, indicó que la Gobernación de Cochabamba actualmente está realizando el trabajo de campo en la zona sur de este municipio para medir el grado de contaminación que existe en la zona a consecuencia de las ladrilleras con el fin de buscar métodos que permitan la reducción del impacto ambiental considerando que San Benito es una zona productiva de alimentos.
“Estamos a la espera de los resultados del monitoreo. Una de las zonas de producción de ladrillo presentó un proyecto que consiste en la conexión de gas desde el municipio de Cliza, pero lamentablemente no fue fructífero; sin embargo, hoy en día tenemos un ducto que está pasando por la carretera principal, que es de mayor accesibilidad para que podamos utilizar ese combustible en lugar de leña y de esta manera industrializar la zona”, dijo Claros.
Detalló que la actividad de fabricación de ladrillo en San Benito no es reciente y que data de hace más de 40 años. En aquel tiempo, empezaron con 10 hornos, posteriormente —en el año 2010— aumentó la cantidad a 50 ladrilleras y hasta la fecha —según el censo realizado en la gestión 2018— existen 90 hornos. Descartó que se instalen más hornos con el fin de evitar la contaminación del aire. Sin embargo, dijo que el pago impositivo que genera esta actividad económica es conveniente para el desarrollo del municipio porque es significativo.
El ingeniero ambientalista Dennis García indicó la combustión de los hornos para la fabricación de ladrillos en San Benito emite gases contaminantes que ocasionan daños a los cultivos y una mala calidad del aire, más aún si las ladrilleras continúan utilizando los hornos “volcán” que se caracterizan por tener una plancha y toda la parte superior descubierta, lo que facilita que se libere el humo.
El ambientalista indicó que “las plantaciones son sensibles a la contaminación atmosférica y, de hecho, las partículas contaminantes que emite la quema de los ladrillos afectará a los cultivos de San Benito, para dar un porcentaje de contaminación se tendría que realizar un estudio a base la misma ubicación de los hornos, la corriente de vientos y la cantidad de veces que funcionan estos hornos”.
Los asociados y propietarios de los 90 hornos que existen en el municipio de San Benito para la producción de ladrillos advirtieron que no permitirán el funcionamiento de más hornos con el objetivo de reducir el impacto medioambiental. Según informaron, al día producen mil ladrillos, cada horno tiene su horario de funcionamiento.
Desde de marzo hasta septiembre es la época señalada para esta actividad, cuando estos hornos expulsan humo negro para producir el material artificial, todos funcionan a cielo abierto de manera artesanal debido a que en el lugar aún no se cuenta con instalación de gas y en su lugar utilizan leña.
Por su parte, el ambientalista Jaime Ponce coincidió en que la contaminación que emiten los hornos de producción de ladrillo podría afectar la producción agrícola y a esto se sumarían a los comunarios, por lo que recomendó conformar una comisión departamental especial que permita emitir criterios en relación a esta actividad.
“No solamente la contaminación de los hornos afecta a las personas, también a la producción agrícola, habría que ver si hay alguna zona específica en el parque industrial Santiváñez, donde existen terrenos apropiados para la producción de ladrillo y que les facilitaría a los socios el tema comercial”.
Sentido contrario
Mientras en San Benito se van consolidando las ladrilleras, en Cochabamba se van demoliendo y según previsiones de la Alcaldía de Cochabamba, hasta octubre de este año no debe existir ningún horno.
El presidente de la asociación de productores de ladrillo de Champarancho, Félix Mayta, indicó que existen limitaciones para instalarse en el municipio de San Benito, aseguró que existe oposición de los comunarios por motivos de preservación del medioambiente.
Agregó que verán otras opciones, como Colcapirhua; lo cierto es que las ladrilleras desaparecerán de la zona sur de Cochabamba por querellas penales que inició la Alcaldía en contra del sector durante la gestión de José María Leyes.
La afectación a las personas y a la producción agrícola
De acuerdo con los especialistas, quienes se exponen a estos contaminantes tienen un horizonte de vida mucho más reducido que cualquier otra persona, al estar respirando partículas generadas por combustibles tóxicos.
La segunda fuente de contaminación más importante
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ladrilleras, yeseras y caleras se constituyen en la segunda fuente de contaminación atmosférica en la ciudad por la emisión de gases de efecto invernadero.
Traslado de ladrilleras
a lugares alejados.
Los expertos recomiendan reubicar estás ladrilleras para evitar que la contaminación y afectación sea directa a las personas y a la producción de alimentos sea menos.