Punto de encuentro: un espacio para curar el alma
Mientras Nelly (nombre ficticio), de nueve años, pinta sobre el dibujo de un florero, habla a la vez con la psicóloga María Elena Cano, en el centro Punto de Encuentro. De ese modo, poco a poco, la niña, quien vive en la calle e inhala clefa, toma confianza para expresar sus deseos y problemas.
Así, decenas de niños, niñas y jóvenes que viven en situación de riesgo, pasan sus tardes en este centro, proyecto de la Asociación Uyurina (escuchar), que les ofrece a los niños y jóvenes inhaladores de clefa un espacio para hablar de sus problemas y expresar sus sentimientos.
"El objetivo del proyecto es la atención psicoanalítica, se tratan las problemáticas psíquicas de los adolescentes, pero como ellos no saben qué es el apoyo psicológico, entonces se ofertan diferentes talleres que los acercan al tratamiento psicológico", explica Humberto Martínez, coordinador general de Punto de Encuentro, cuya sede se encuentra en la plaza San Sebastián.
En este centro, los niños y jóvenes no encuentran alimentos ni un lugar para dormir, sino un espacio para hablar, tocar instrumentos, pintar o jugar cartas.
Según Cano, los chicos que asisten al centro se vuelven menos agresivos, aunque siempre pueden tener recaídas, pero entran en un proceso que logra estabilizarlos.
"Tratamos de que ellos se responsabilicen de su situación, no se trata al sujeto con lástima", dice la psicóloga.
Cano explica que una de las cosas que considera el psicoanálisis es el uno por uno, lo que significa que los problemas de esta población en riesgo no se pueden generalizar, cada chico tiene atención personalizada.
Oferta de talleres
El principal nexo entre la calle y el psicoanálisis son los talleres de música, pintura y otras actividades que ofrece Punto de encuentro. Según el comunicador e instructor de música del centro, Jorge Alaniz, quién trabaja en el proyecto desde 2003, la música es una forma de canalizar sus energías y apaciguarlos. Alaniz les enseña a tocar instrumentos como el charango, tambor y zampoña, también canta con ellos y cuando se concentran en la música, incluso empiezan a bailar.
"La intención de los talleres no es que se formen como artistas o que recuperen su escolaridad, sino que es un enganche para llevarlos al campo del trabajo psicológico", dice Martínez.
Un espacio de libertad
Una de las políticas de Punto de encuentro es respetar el tiempo y ritmo de cada sujeto.
"La institución respeta el tiempo y espacio de la persona, si alguien no quiere trabajar un día, pero, quiere estar ahí viendo, se puede quedar", dice Alaniz.
Los niños y jóvenes pueden entrar y salir cuando quieran del centro e incluso se les permite inhalar clefa o consumir bebidas, mientras realizan actividades en los diferentes talleres. Este tipo de libertad ayuda a que la población que asiste al centro, gane confianza y verbalice sus problemas.
"Algo que siempre mencionamos cuando se hace la evaluación del proyecto es que sí eran muy agresivos, porque generalmente están acostumbrados a exteriorizar sus problemas mediante golpes. Pero, con el trabajo, se les hace notar que se puede hablar", comenta Alaniz.
Más de cinco años funcionando
El centro trabaja de manera oficial desde 2002, antes se hizo un trabajo de tesis; en base a ese trabajo de investigación, empieza el proyecto Punto de Encuentro, y éste es el sexto año de trabajo.
Se inició como trabajo voluntario, cuando el 2002 hubo un contacto con Tierra de Hombres Alemania; el presupuesto se consigue anualmente, los resultados son cualitativos y no cuantitativos, por eso es difícil mostrar resultados, que se ven poco a poco.
La lógica del psicoanálisis respeta el tiempo y ritmo de cada uno de los sujetos con los que se trabaja, es uno por uno y caso por caso. Desde el año pasado, reciben financiamiento de Suiza, donde se ha creado una Asociación Uyarina Ginebra. Trabajan siete personas entre psicólogos, pedagogos e instructores de música.
Progresos
Entre los progresos que presentan los jóvenes y niños están:
- La disminución de agresividad.
- Logran verbalizar sus problemas.
- Algunos mejoran su aspecto personal.
- Empiezan a responsabilizarse de sus actos y a considerar si quieren o no seguir viviendo en la calle.
- Cada uno de ellos es tratado de acuerdo a su historia y a cómo fue criado por sus padres.
Para ganar confianza
Jorge Alaniz, Instructor de música de Punto de encuentro
El área psicopedagógica es el primer lugar al que llegan los chicos cuando van al centro, ahí se presenta a la institución y se les dice cuál es nuestro objetivo. Hay juegos, lecturas y el taller de música, soy el encargado directo de éste, entonces mi trabajo consiste en que los chicos lleguen y conozcan el centro, pero el objetivo de todas las actividades es que ellos se enganchen, el espacio psicopedagógico es el medio entre la calle y el trabajo psicoanalítico, ésa es mi actividad.
El proyecto está dirigido a niños, niñas y jóvenes en situación de riesgo, al principio sólo se trabajaba con niños que consumen drogas, alcohol y que vivían en la calle, pero ahora la población no son sólo ellos, también hay hijos de vendedoras que pasan el día en la calle y también están en riesgo. Hay muchachos desde los 7 hasta los 30 años, que inhalan clefa, consumen drogas y alcohol
El número de asistentes varía cada día, depende de sus actividades. Hay días en los que se trabaja con 20 personas, otros con menos, no hay una cantidad fija.
Son chicos agresivos, depende también del momento, pero hay que saber controlarlos, y nos respetan porque nosotros los respetamos. Para mí, la música es una forma de canalizar sus energías. Se ponen más pasivos y eso hace que puedan hablar un poco.
El objetivo no es que la música cambie su vida pero los ayuda a avanzar.