Estudio refleja que discriminación hacia las personas con VIH merma opciones laborales
Un estudio sobre el “Estigma y Discriminación” hacia las personas con VIH/sida, en 2011, por el Ministerio de Salud reveló que el 32 por ciento de estas personas fue víctima de violencia verbal y un 21 por ciento sufrió agresiones físicas por el sólo hecho de ser VIH-positivo. Los agresores fueron en su mayoría familiares o la pareja.
De este grupo, un 37 por ciento explicó que no trabaja debido a su condición de VIH debido a que fueron despedidos o no les dieron un trabajo por su enfermedad. El resto afirmó que no les habían negado el empleo, pero se trata de personas que, dentro de lo posible, no dan a conocer su diagnóstico para evitar ser discriminados.
Este estudio revela que la discriminación en el ámbito laboral comienza en el momento mismo de la solicitud del empleo e incluso antes al solicitar certificaciones respecto al estado de su salud del postulante.
Ése es el caso de Luis, que es portador del VIH, contó que vive una doble vida para no ser discriminado y evitar que sus hijos sean afectados por esta razón. “Vivo una doble vida porque hay lugares en los que no puedo hablar abiertamente de mi enfermedad: en la escuela de mis hijos y en mi barrio me manejo con reserva, porque no quiero que mis hijos sufran, en nuestro medio hay mucha discriminación, debido a la ignorancia de muchas personas que no saben nada de la enfermedad y actúan por temor”, comentó.
Siguió: “Somos muy discriminados, especialmente por los dentistas que se excusan para no atendernos, desde el momento que decimos que tenemos VIH”. Pero hay otro sector de esta población que mantiene su diagnóstico en reserva para evitar ser estigmatizado. “Hay personas que no le cuentan de su enfermedad absolutamente a nadie, incluso no toman los medicamentos para no despertar ninguna sospecha. Otros fueron expulsados de su casa, estos se deprimen, algunos llegaron hasta perder la razón”, dijo. Otros son enviados al campo, donde fallecen en soledad.
