En Tarata piden agua a "El santo de las lluvias"
TARATA |
El último domingo de noviembre de cada año, en Tarata, en el Valle Alto de Cochabamba, se realiza la festividad del "Patrono de las lluvias", San Severino, y esta ocasión aún con mayor fervor y devoción por la sequía que azota esa región y varios departamentos del país. Con rezos, bailes y procesión los tarateños piden al santo, con entera confianza, que una vez más los favorezca con la bendita lluvia.
Días antes, del miércoles al viernes, la población del municipio de Tarata se va preparando para la festividad de su Santo patrono, mediante un rito.
"Se reza las novenas y se acompaña con misas, tanto para preparar a los devotos para la fiesta y este año pidiendo lluvia, pues este año la escasez de agua golpea a toda Bolivia, en especial al hermano campesino" dijo a ANF el padre del convento franciscano de Tarata, Carmelo Galdós.
Ya el sábado por la mañana, los visitantes comienzan a llegar para brindar sus oraciones a San Severino, y vienen de todas partes de Bolivia y del extranjero, según relató Nancy Toro, oriunda de Tarata, pero que actualmente reside en la ciudad de La Paz.
"Vine a participar de esta rogativa desde La Paz, ya que en La Paz no tenemos agua, hemos venido con mucha fe y devoción para pedir agua al santo", comentó doña Nancy.
A partir de la una de la tarde del sábado, las calles tarateñas se llenan de bailarines vestidos con diversos trajes, para demostrar su devoción al santo patrono. 36 fraternidades participan de la entrada folclórica.
"Es una festividad especial la de este año, necesitamos más que ahora la intercesión de nuestro Santo para toda Bolivia, pues la escasez de lluvia nos preocupa mucho. De todas formas, confiamos en su intercesión, siempre y cuando se baile y se rece con devoción", mencionó Miriam Serrano, directora de la escuela Esteban Arce, que junto a sus estudiantes se alistaba para interpretar el baile del proceso de la cosecha.
Los bailarines recorrieron con fe las principales calles del pueblo. Partieron a la altura del cementerio, cruzaron la plaza principal, pasaron por el puente de Melgarejo hasta finalmente llegar al convento de los franciscanos, donde el "Patrono de las lluvias" junto al padre Galdós esperaban a los danzantes para la bendición y oración.
El acalde del municipio autónomo de Tarata, Benjamín Zurita, que encabezó la entrada folclórica, informó sobre la dramática situación de los campesinos y los suplicios que pasan para conseguir agua. "En el área rural tenemos problemas de agua en casi diez comunidades, es el área más golpeada. La población debe caminar una a dos horas hasta llegar a algún pozo para abastecerse de agua", contó.
Hasta entrada la noche, las fraternidades continuaron interpretando varias danzas: caporales, tinkus, llameradas, pero destacó la diablada por ser una de las más numerosas.
Franklin Apaza, uno de los bailarines de esa fraternidad, llegó desde Estados Unidos para brindar su devoción al Santo, con la convicción de que atenderá su ruego.
"Cada año intento venir, y con mayor razón este año, mañana (domingo) seguro llueve", dijo.
Ya el domingo, después de la misa, se sacó en hombros a San Severino. Era alrededor del mediodía, el cielo estaba nublado. Una tímida lluvia acompañó a la población. El patrono se hacía sentir.
"Cada domingo de cada año llueve, es cuestión de fe", expresó Omar Verti que llegó desde Santa Cruz. Lleva 20 años yendo a la localidad de Tarata por la festividad del Santo. El padre Carmelo Galdós no pierde las esperanzas de que en diciembre llueva "abundantemente, pues los hermanos campesinos lo necesitan".
La tradición señala que San Severino, "Patrono de las lluvias", hizo llover en épocas de sequía y hambruna.
En vida, San Severino fue un militar romano que a finales del siglo III fue destinado a custodiar a cristianos que esperaban la muerte en las cárceles. En ese episodio es que se convierte a la religión de los cautivos. Por ello, al ser descubierto, es martirizado y muerto.
Las reliquias de San Severino llegaron a Tarata en 1835, traídas por el hermano franciscano Andrés Herrero, desde Roma.
La primera sequía en toda la región de Cochabamba se registró en 1840 y produjo una gran hambruna.
La gente pidió al Santo que interceda y empezó a llover. Dicen que esto sucedió varias veces y por ello se convirtió en el patrono de Tarata y Patrono de las lluvias.
Otro hecho ocurrió en 1975. Doña Nancy Cisneros relató: "En aquellos años yo recuerdo porque lo viví, había una sequía también, y por ello la gente del pueblo dijo lo sacaremos a San Severino, entonces la gente hizo sus romerías y empezó a sacar al santo. A partir de esta procesión, comenzó a llover torrencialmente, casi inunda el pueblo".
Por ello, cada último domingo de noviembre de cada año se saca al Santo en procesión para que conceda la gracia de la lluvia.