Feligreses ruegan por lluvias a San Severino
“Lluvia, Señor”, “parachimuy tatay (Padre haz que llueva)”, “estamos muriendo por agua”, fueron los pedidos de miles de feligreses que asistieron ayer a la festividad de San Severino, el Santo de la Lluvias, que se celebra el último domingo de noviembre en Tarata.
La misa central se realizó a mediodía en el convento San José de Tarata. La celebración religiosa estuvo precedida por el párroco Carmelo Galdos. “Vamos a pedir a San Severino que nos envié esa lluvia que tanto estamos necesitando”, dijo.
Los devotos llegaron de diferentes municipios del departamento, pero en especial de municipios del valle alto. Ofrendaron flores y velas al Santo, pero además llegaron con botellas de agua que hacen bendecir para echar en su terrenos y llamar a las lluvias.
“He venido desde Punata para pedir lluvia a San Severino, este año ha sido muy seco, mucho hemos sufrido. Este año he dejado de sembrar maíz por falta de agua, necesitamos lluvia. Él siempre nos manda lluvia, si no va a llover hoy (ayer), seguro llueve mañana”, auguró Carlos Moreira, agricultor del valle alto, mientras ingresaba a la misa con velas en mano.
Después de la misa, la procesión recorrió varias calles del municipio con la imagen de San Severino. Realizaron seis paradas en las que el párroco y los feligreses solicitaban agua con oraciones. Posteriormente, se inició la entrada folklórica.
Este año, la peregrinación se realizó con la réplica de la imagen de San Severino, debido a que la original —que está hecha en cera de abeja— está muy deteriorada, informó el presidente del Concejo Municipal de Tarata, Raúl Salinas.
“Tienen que sacar a la imagen principal, sino no va a llover. Vengo hace cinco años desde Toco, siempre pedimos lluvia y salud”, dijo Beatriz Rodríguez.
El municipio estima que unos 25.000 feligreses llegan para participar de la festividad.
Pero los feligreses también piden salud y bienes materiales como casas y vehículos. Hoy se realiza el Calvario; los devotos asisten al río del municipio para construir con barro y piedras los bienes materiales que desean.
Militares también veneran a San Severino porque era un militar romano que se convirtió al cristianismo. Su conversión fue sancionada con torturas y, finalmente, lo decapitaron.
UNA PEQUEÑA LLOVIZNA
Los devotos de San Severino indicaron que siempre llueve durante la festividad. Sin embargo, el aguacero no cayó ayer, ni el sábado cuando se realizó la entrada autóctona. Apenas hubo una llovizna de cinco minutos. Con esperanza, los feligreses esperan que hoy se presente el evento climático. “Siempre llueve, aunque una llovizna va a caer”, dijo un devoto, Carlos Moreira.
La imagen llegó a Tarata en 1835, pero en 1975, cuando Cochabamba sufría una sequía, los pobladores decidieron sacar a San Severino del Convento por primera vez desde su llegada. Entonces realizaron una rogativa de agua, pero en la puerta algo inexplicable los detuvo. Cuando todo se puso en calma, el sol fue cubierto por extensas nubes y cayó una fuerte lluvia en el pueblo. Desde entonces no dejó de llover, la cosecha se salvó y los pobladores de Tarata, agradecidos por el milagro, denominaron a San Severino como el santo de las lluvias, explicó el presidente del Concejo Municipal de Tarata, Raúl Salinas.
Militares de la Escuela de Sargentos también participaron de la procesión. “Es el santo de los militares. Ellos vienen cada año a participar de la festividad”, dijo Judhit Rosales, una tarateña.
