Chávez cumple 14 años en el poder y 56 días de ausencia de Venezuela
Caracas |
Hace 14 años, el 2 de febrero de 1999, el recién juramentado Hugo Chávez iniciaba su discurso presidencial con una frase de su idolatrado Simón Bolívar. El comandante golpista eligió aquel momento histórico para marcar su hoja de ruta política: decretó la muerte de la antigua Constitución y empleó sólo tres veces la palabra revolución.
Casi todo ha cambiado hoy en Venezuela. También en América Latina. La Revolución bolivariana liderada por Chávez controla todos los poderes del Estado caribeño, impone el llamado socialismo del siglo XXI, lidera un movimiento de integración panamericano y lleva la voz cantante contra el odiado “Imperio” de EEUU.
Todo ello se mantiene hoy pese a que han transcurrido 56 días desde la última aparición pública del líder bolivariano, consignó el diario El Mundo.
Operado de urgencia y por cuarta vez en un hospital habanero, Chávez se debatió entre la vida y la muerte durante semanas. La cúpula del oficialismo venezolano llegó a temer por su desaparición física. El Mandatario venezolano mantiene un pulso contra el cáncer, que se prolonga 20 meses.
Nicolás Maduro, nombrado por el propio Chávez como su sucesor, repite que, “más temprano que tarde”, el Presidente volverá a Caracas para juramentarse y para proseguir su batalla contra el cáncer.
El Vicepresidente insistió ayer que Chávez ya ha entrado en “una nueva fase de tratamiento”, lo que le acercaría más a su retorno en Venezuela.
Incluso el Hospital Militar de la capital, donde ya recibiera tratamiento el año pasado, es acondicionado desde hace un par de semanas. “Va recuperándose paulatinamente, tomando fuerza. Lo que nunca le falla al Presidente es el ánimo, la voluntad más vital de estar entre nosotros, su sonrisa”, añadió Maduro.
Mientras tanto, el país sudamericano vive a la espera de su Presidente sumando distintas emociones: desde la expectación hasta el temor pasando por la perplejidad y la protesta. Chávez no está en cuerpo, pero sí en alma, convertido en un símbolo “de amor”, como repiten incansablemente televisiones, periódicos, radios y portavoces gubernamentales.