Miles de personas siguen despidiendo a Mandela
Pretoria |
La escalinata que desciende del palacio gubernamental de Pretoria, donde está instalada la capilla ardiente de Nelson Mandela, se convirtió ayer en un reguero de lágrimas que diluye la alegría de los días precedentes, en los que primó el festejo por el legado del expresidente de Sudáfrica.
La visión de su cuerpo embalsamado deshace momentáneamente el encanto y ayuda a comprender a muchos de sus conciudadanos la realidad de lo sucedido: que el “Tata (Padre)” de su libertad ha muerto.
“Estos días he estado alegre, he salido a la calle a celebrar todo lo que hizo por nosotros y el orgullo que sentimos por él. Pero hoy estoy muy triste, acabo de verlo en su ataúd”, contó “Poppy”, una mujer de 70 años entre sollozos.
“No hay nadie como él. Sólo me queda la esperanza de que Dios permita que nazca alguien igual”, añadió.
Por otra parte, el hombre acusado de fingir que traducía a señas al lado de gobernantes como el presidente Barack Obama, durante el homenaje póstumo a Madiba, dijo ayer que había alucinado que ángeles ingresaban en el estadio.
Añadió que padece esquizofrenia y tuvo brotes de violencia en el pasado.
Thamsanqa Jantjie dijo que sus alucinaciones comenzaron al inicio de su interpretación a señas y que intentó no caer en el pánico porque había “policías armados a mi alrededor”.