Siria entra en su octavo año de guerra en ruinas y ensangrentada
Siria, en ruinas y fragmentada, entra hoy en su octavo año de guerra con el Estado Islámico (EI) derrotado pero ensangrentada por la lucha de influencia entre potencias extranjeras y la ofensiva de reconquista del régimen de Bachar al Asad.
“Hoy el régimen controla más de la mitad del territorio, domina las grandes ciudades, (...) está claro que ganó”, declaró, categórico, el experto en Siria Fabrice Balanche.
En los siete años de guerra que causaron más de 350.000 muertos se cometieron atrocidades como el uso de armas químicas o matanzas de civiles en densos poblados.
También hay acusaciones de crímenes de guerra. Y el baño de sangre continúa a diario ante la impotencia de la comunidad internacional.
En marzo de 2011, en la estela de la Primavera Árabe, se celebraron manifestaciones prodemocracia duramente reprimidas por el régimen de Al Asad.
El movimiento se transformó en insurrección armada con la aparición de facciones rebeldes.
Éxodo
La contienda bélica forzó la huida de una gran parte de la población: más de 5 millones de refugiados se fueron al extranjero y al menos 6 millones de personas tuvieron que desplazarse en el interior del país.
Los desplazados dentro de Siria a causa de la guerra fueron 2,8 millones en 2017, el mayor número en un solo año, es decir, 7.665 al día, informó ayer la ONG Acción contra el Hambre.
Tras siete años de conflicto, la paz está “lejos” y los datos son “aterradores”: 13,1 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, 5,6 millones requieren asistencia inmediata y 6,5 millones padecen inseguridad alimentaria, según la ONG.
Además, el 69 por ciento de la población vive en la pobreza extrema, 11,3 millones no tienen acceso a una asistencia sanitaria adecuada, hasta el 35 por ciento depende de fuentes de agua inseguras y ocho de cada 10 refugiados que se encuentran en los países vecinos viven en la pobreza.
Muchos sirios regresaron el pasado año desde el extranjero, a pesar de que aún no es seguro hacerlo, pero un número mayor tuvo que salir de sus hogares hacia otras zonas del país a causa de la violencia, explicó en Madrid el director de Incidencia y Relaciones Institucionales de la ONG, Manuel Sánchez-Montero.
De hecho, según Acción contra el Hambre, por cada sirio -desplazado interno o refugiado- que regresó a casa en 2017, se contabilizaron tres nuevos desplazados, lo que refleja las condiciones inseguras del país.
“Un dato que nos ha sorprendido en 2017 es que ha habido casi 3 millones de nuevos desplazamientos (2,8); eso nos da un poco la indicación de lo que sigue pasando, el índice de violencia y por tanto de la gran necesidad de la población de seguir desplazándose”, indicó Sánchez-Montero.
Se trata de desplazados antiguos, pero también de otros nuevos que huyen hacia zonas “más seguras”, hasta alcanzar los 7.665 al día.
La guerra, añadió, está “lejos de apagarse”, ya que “en su octava temporada está en una espiral de incremento de intensidad”.
Sánchez-Montero alertó de que el “capítulo económico sigue siendo lamentable”.
Sólo se ha cubierto un 5 por ciento de los 3.600 millones de dólares pedidos por Naciones Unidas para cubrir las necesidades más urgentes este año en el país.
En este sentido, la ONG espera que la Conferencia de Donantes de abril próximo en Bruselas mejore la situación. No se trata de que los países se comprometan con aportaciones, sino de que “pongan el dinero”, apostilló Sánchez-Montero.
5 millones de refugiados se fueron al extranjero en los siete años de guerra civil que soporta Siria.
TRES PAÍSES SE INVOLUCRARON
La guerra se complicó con la implicación de países como Rusia, Turquía y EEUU en varios frentes que fragmentan al país árabe.
Es el caso del enclave kurdo de Afrin (noroeste), blanco desde el 20 de enero de una ofensiva de Turquía contra una milicia kurda considerada “terrorista” por Ankara pero aliada de Washington y que desempeñó un papel muy importante en la lucha antiyihadista.
DATOS
Alertan de ataque con armas químicas. Rusia acusó ayer a los rebeldes sirios de preparar “provocaciones” con armas químicas en Guta Oriental para que sirvan de pretexto a bombardeos de la coalición internacional liderada por EEUU, incluso en Damasco.
El objetivo es frenar la ofensiva siria. “Se están preparando provocaciones que prevén un recurso a las armas químicas, sobre todo en Guta Oriental”, enclave rebelde a las puertas de Damasco y objetivo de una ofensiva del régimen sirio, afirmó ayer el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
La capital siria estaría en la mira. Esta “escenificación” de ataque químico servirá de “pretexto para que la coalición (internacional liderada por Washington) pueda recurrir a la fuerza, incluso en la capital siria”, aseguró.
Denunciaron 14 casos de sofocamiento. El 25 de febrero, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSD) reportó 14 casos de sofocamiento tras un bombardeo del régimen sirio contra Guta Oriental.