Encuentro entre chavistas y opositores abre camino al diálogo
Después de semanas de tensión y estallidos de violencia como los ocurridos el 23 de febrero, cuando se produjo el intento fallido de hacer entrar la ayuda enviada por EEUU y otros países, y el 30 de abril, cuando el autoproclamado presidente de Colombia Juan Guaidó llamó a sublevarse a miembros de la Fuerza Armada, el diálogo parece abrirse paso.
¿Por qué ahora?
Tras el fracaso del intento de insurrección del 30 de abril, que Guaidó bautizó como la “fase definitiva” de su intento por derrocar a Maduro, quedó claro que la oposición no puede lograr que un número suficiente de altos mandos del Ejército le retire el apoyo.
Esa había sido hasta ahora la principal apuesta del bloque opositor y de EEUU, su gran aliado, para quebrar a los leales a Maduro y forzar su salida.
Ivan Briscoe, del centro de análisis International Crisis Group, dijo a la BBC Mundo que “da la impresión de que el Gobierno se ahoga lentamente y sólo sobrevive a un altísimo costo”.
Para Geoff Ramsey, de Washington Office of Latin America (WOLA), “nadie negocia porque quiere negociar, sino porque no le queda otra opción; eso es lo que está pasando ahora en Venezuela”.
La incapacidad de la oposición de derribar a Maduro y el castigo sufrido por este abren ahora una ventana al diálogo.
Ayer, el Gobierno de Nicolás Maduro ratificó su disposición para dialogar con la oposición venezolana y agradeció a Noruega por intentar mediar en el conflicto, luego de que este país confirmara que ha tenido “contactos preliminares” con ambas partes en “fase exploratoria”.
EMBAJADA DE EEUU ESTÁ RESGUARDADA
La embajada de EEUU en Caracas se encontraba ayer resguardada por un nutrido número de policías, un día después que el presidente Maduro ordenara reforzar su vigilancia en medio de la pugna entre ambos países que carecen de relaciones.
Maduro mandó a “reforzar la vigilancia y la protección policial y legal sobre el edificio” el jueves, en respuesta al desalojo de los últimos activistas que ocupaban la sede diplomática venezolana en Washington.
Los ocupantes trataban de impedir, con anuencia del Gobierno socialista, que la sede fuera tomada por representantes del opositor Guaidó.