Expresidente de Egipto fallece en medio de juicio
El islamista Mohamed Mursi, el único presidente elegido democráticamente en Egipto, depuesto en un golpe de Estado en 2013 en medio de una movilización popular en su contra y condenado de por vida por los tribunales del nuevo régimen, falleció ayer a los 67 años en una sesión de uno de los juicios en su contra, en unas circunstancias que aún no han sido aclaradas.
Mursi falleció tras asistir a la sesión de un juicio en el que se le juzgaba por revelar secretos de Estado a entidades extranjeras, como el grupo palestino Hamás.
En 2017 el Tribunal de Casación egipcio había confirmado una cadena perpetua contra Mursi también por espionaje y el año anterior fue condenado a 25 años de prisión por el uso de la violencia y por la muerte de manifestantes durante los disturbios que se produjeron a las puertas del palacio presidencial en diciembre de 2012.
Su breve mandato, de apenas un año de duración, fue muy polémico y agitado, y en varias ocasiones hubo protestas en las calles en contra de sus políticas consideradas no inclusivas y radicales, sobre todo por la minoría cristiana de Egipto, las mujeres y los sectores más liberales.
La polarización fue en aumento a lo largo de 2013 hasta las masivas manifestaciones del 30 de junio para pedir su renuncia y la convocatoria de elecciones anticipadas. La sorprendente irrupción de las Fuerzas Armadas con un ultimátum de 48 horas significó el comienzo del fin para Mursi, quien hasta el final se negó a dar su brazo a torcer y a dialogar con la oposición.
El 3 de julio, los militares, encabezados por el actual presidentes, Abdelfatah al Sisi, acabaron apartándolo del poder por la fuerza.