Barriada argentina alza la voz por los cortes de luz desde hace 10 años
BUENOS AIRES |
Vecinos de la Villa 21/24 de Buenos Aires, la más extensa barriada de la capital, se manifestaron hoy frente al Ministerio Público de Defensa para exigir medidas ante los continuos cortes de luz que viven desde hace unos 10 años y los accidentes causados por la precariedad del servicio.
"Hace muchos años que venimos padeciendo cortes de luz, no es de ahora, hace como 12 años", asegura Irma Ochoa, una de las 60.000 vecinas del barrio que padecen cortes de luz y de agua diariamente desde hace dos semanas.
Para los vecinos de la villa 21/24, el apagón total del pasado 16 de junio, que afectó durante catorce horas a todo el país, Uruguay y parte de Paraguay y Brasil, no es una novedad.
El suceso, que afectó a unos 50 millones de usuarios, dejó ver las limitaciones del sistema nacional de transmisión de electricidad en alta tensión.
Desde entonces, los problemas de luz que sufren de manera asidua muchos barrios argentinos se han hecho más visibles y no han dejado de replicarse.
En esta ocasión, los referentes de la Villa 21/24 se reunieron con autoridades del Ministerio Público de Defensa en busca de soluciones, después de que una Cámara de Apelaciones dictara un nuevo fallo contra el Poder Ejecutivo local al comprobarse el incumplimiento de una orden judicial del pasado 7 de julio para evitar el riesgo eléctrico en la villa.
"Pedimos que se nos arregle, porque si no hay luz, tampoco hay agua porque no sube agua al tanque (...). Ahora lo padecemos más porque ha habido una sobrepoblación", cuenta Ochoa.
El estado de los cables de la corriente eléctrica es "precario" y estos "están visibles", según comentan los vecinos, lo que provoca accidentes al entrar en contacto con el agua.
Gilda Cañete fue la última persona que murió electrocutada por esta situación hace un año.
Sin embargo, los vecinos relatan que viven con este tipo de riesgo de forma "constante" y que entre cinco y seis casas por mes se "prenden fuego".
"Yo tengo una nena de 13 años que cuando estaba con neumonía tenía que salir corriendo de mi casa a casa de mis hermanas, que vivían fuera del barrio para poder nebulizarla", contó Ochoa.
Tener la casa fría y con humedad por no poder encender la estufa, no poder lavar la ropa o que la poca comida del frigorífico se estropee, es habitual para los vecinos de la villa.
También los colegios y los centros de formación profesional del barrio sufren los cortes de luz y de agua.
Según uno de los docentes y director en la escuela 10 de la villa, Daniel Ferro, los cortes de luz en algunas de las escuelas se dan entre una y dos veces al mes, por lo que en esos días los niños no reciben clases y, por tanto, muchas madres no salen a trabajar para quedarse con los chicos, añadió Ochoa.
Ante el complejo contexto social y económico del barrio, Ferro explicó que las escuelas están volviendo a ser "centros asistenciales" -como ya sucedió en 2001, apuntó-, y la prioridad de los profesores es ocuparse de las necesidades básicas de los niños, más que de su formación.
"La preocupación se torna cada vez más grave y la prioridad empieza a ser la situación social y económica de los niños, porque cada vez se ve más la necesidad en su calzado, en su vestimenta, y la escuela empieza a ser la que da respuesta a esa problemática" ya que ni con "frío, ni con hambre", incide, se puede aprender o enseñar.
Si bien el Gobierno atribuyó el gran apagón del 16 de junio a un "error operativo" de la empresa de transporte en alta tensión, para las autoridades no hay en el país un problema estructural y el sistema es "robusto".
Sin embargo, el Ejecutivo de Mauricio Macri ha reiterado en múltiples ocasiones que recibió de su antecesora Cristina Fernández (2007-2015) un sector eléctrico decadente, con falta de inversiones, mantenimiento deficiente, una abultada estructura de subsidios y constantes cortes de suministro.