Comunistas y liberales se manifiestan en Moscú por unas "elecciones honestas"
MOSCÚ |
Comunistas y partidarios de la oposición liberal rusa se manifestaban por separado este sábado, en un nuevo episodio de un importante movimiento de protesta que sacude a Moscú por la exclusión de candidatos independientes a las elecciones locales del 8 de septiembre.
Iniciada a mediados de julio, esta ola de protestas ha sido fuertemente reprimida por la policía, que ha detenido a cerca de 3.000 manifestantes. Los promotores de la contestación han sido encarcelados, entre ellos el principal opositor del Kremlin, el bloguero anticorrupción Alexéi Navalni.
Aunque la jornada se anunciaba más tranquila que los cinco fines de semana de protesta anteriores, en las calles de la capital había una fuerte presencia policial.
Manifestación solidaria
Pasado el mediodía, 3.900 personas asistían bajo la lluvia en la concentración autorizada de los comunistas cerca del centro, según la ONG White Counter especializada en el cómputo de manifestantes. El sábado pasado más de 50.000 respondieron a la convocatoria de la oposición liberal en el mismo lugar, algo que no se veía desde las manifestaciones contra el regreso de Vladimir Putin al Kremlin en 2012.
El movimiento comenzó tras el rechazo, oficialmente por vicios de forma, del registro de unas 60 candidaturas independientes para las elecciones al Parlamento de Moscú. Esta instancia, encargada de aprobar el inmenso presupuesto de la capital, está actualmente compuesta por legisladores leales al alcalde pro-Kremlin, Serguéi Sobianin.
Los comunistas, habitualmente considerados como opositores tolerados por el Kremlin, se unieron al movimiento y llamaron a manifestarse en la avenida Sajarov para pedir "elecciones honestas", a pesar de que sus candidatos están autorizados a participar en los comicios moscovitas.
Después de que el ayuntamiento les denegara el permiso para manifestarse este sábado, varios partidarios de los liberales instaron a manifestarse en solitario más tarde armados con carteles de protesta en varios puntos de la capital.
Esta es una técnica que suelen utilizar los manifestantes en Rusia para expresarse sin necesidad de autorización. Pueden hacerlo siempre y cuando respeten una distancia de 50 metros entre cada manifestante, como les exige la ley.
Acusaciones de corrupción
Una de las líderes del movimiento, Liubov Sobol, aliada de Navalni, publicó el jueves un video acusando, con pruebas documentales, al presidente del Parlamento moscovita de tener un lujoso apartamento que no corresponde con sus ingresos declarados.
"Esta es la razón por la cual se aferran tanto a sus bancas", afirmó en Twitter. La víspera, la abogada de 31 años había anunciado el final de un huelga de hambre iniciada cuatro semanas atrás para protestar por su exclusión de los comicios.
La organización de Navalni, el Fondo de Lucha contra la Corrupción, acusó antes al vicealcalde de Moscú a cargo de las elecciones de haber desviado miles de millones de rublos de dinero público en la gestión del parque inmobiliario de la municipalidad. El Fondo es ahora objeto de una investigación por "lavado" de dinero.
Las autoridades abrieron causas criminales contra al menos 14 personas, acusadas de haber participado en "altercados masivos" o de "violencia contra las fuerzas del orden". Los encausados -estudiantes, programadores, directores de cine o activistas políticos- se exponen a penas de hasta 10 años de prisión.
Al referirse por primera vez a este movimiento de protesta, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, negó esta semana cualquier tipo de "crisis política" y defendió la firmeza de la policía, acusada de violencia contra los manifestantes.
Las imágenes de una joven golpeada duramente en el estómago por un policía sin motivo aparente provocó indignación, hasta tal punto que el Ministerio de Interior anunció la apertura de una investigación interna.
Las elecciones parlamentarias de Moscú, que se celebran al mismo tiempo que otros comicios regionales y locales en todo el país, se anuncian difíciles para los candidatos del poder, en un contexto de descontento social y estancamiento económico.
