Un grupo de 239 científicos advierte posible transmisión por vía aérea del coronavirus
Un grupo de 239 científicos internacionales pidió ayer a las autoridades, incluyendo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), a que reconozcan que el coronavirus puede transmitirse por vía área e instaron a que se revisen las directivas sanitarias.
Según una publicación académica de Enfermedades Infecciosas Clínicas de Oxford, los investigadores señalaron que los estudios han mostrado que “más allá de cualquier duda razonable” los virus pueden viajar una decena de metros por vía área, y que algunos eventos han demostrado que esta afirmación se cumple en el caso de la Covid-19.
Hasta ahora, la OMS como las autoridades nacionales estiman que la principal vía de transmisión de la Covid-19 son las gotas de saliva proyectadas por la tos, los estornudos o por el habla.
También mencionan a las gotas que permanecen en superficies durante horas o días.
“El lavado de manos y el distanciamiento social son apropiados, pero según nuestro punto de vista, son insuficientes para dar protección frente a microgotas cargadas con virus que son liberadas al ambiente por personas infectadas”, escribieron los expertos en el estudio liderado por Lidia Morawska, de la Universidad Tecnológica de Queensland.
Entre las principales recomendaciones de los académicos está establecer una mayor ventilación para espacios cerrados, la instalación de filtros de aire más eficientes y lámparas ultravioletas, y evitar las aglomeraciones en edificios y transportes públicos.
Cuando una persona infectada tose o estornuda, las gotas que son expulsadas de su garganta tienen varios tamaños. Aquellas que miden entre cinco y 10 micrómetros caen al suelo rápidamente a una distancia de entre uno y dos metros, mientras que las microgotas de un diámetro menor pueden quedar suspendidas en el aire como aerosoles y viajar más lejos.
En la comunidad científica hay un debate sobre el comportamiento de estas microgotas, pero la OMS estima que estás partículas se producen en circunstancias específicas, cómo la intubación intrahospitalaria.
PREOCUPACIÓN POR REBROTE VIRAL
Las autoridades sanitarias españolas mostraron ayer mucha preocupación por el rebrote viral detectado en una zona del interior de Cataluña, ahora aislada, que provocó unas cifras de contagios de coronavirus no vistas desde hace un mes.
Según los datos ofrecidos ayer por el ministerio de Sanidad, el total de contagiados en España alcanza 251.789 personas, con casi 1.250 nuevos diagnósticos desde el viernes, más de la mitad en Cataluña (noreste).
Las autoridades de esa región anunciaron el aislamiento de unos 200 mil habitantes alrededor de la ciudad de Lérida.
SAO PAULO, CENTRO DE COVID-19 EN BRASIL, REABRE BARES Y CENTROS DE BELLEZA
EFE
Sao Paulo, la ciudad más populosa de Brasil y la más azotada por la pandemia, dio ayer un paso más en su plan de desescalada y reabrió sus bares, restaurantes y salones de belleza.
La capital paulista y su zona metropolitana avanzaron a la tercera fase de flexibilización de las medidas de aislamiento social, después de permanecer durante 15 días en la segunda fase de la desescalada, que permitió ya la reapertura de los comercios de calle y centros comerciales.
Así, tras más de 100 días cerrados al público, ayer reabrieron los bares, restaurantes y centros de estética de la ciudad que, con sus más de 12 millones de habitantes, contabiliza 7.600 muertes por la Covid-19 y 281 mil casos de la enfermedad.
Con un llamado a la “cautela”, el alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, alertó ayer de que esta nueva fase de flexibilización “no debe confundirse con la conmemoración del fin de la pandemia”, que todavía “continúa en la ciudad”.
Los establecimientos solo podrán operar con el 40 por ciento de su capacidad, evitando aglomeraciones y garantizando el uso de máscaras tanto para los clientes como los funcionarios.
Mientras el país sigue pendiente de la desescalada, ya suma más de 65 mil muertos y 1,6 millones de contagios, una enfermedad que llegó a ser calificada de “gripecita” por el presidente Jair Bolsonaro, uno de los más escépticos sobre la gravedad de la enfermedad.