La prisión de Uribe y su efecto dominó golpean a Duque en Colombia
Bogotá |
El arresto del expresidente colombiano Álvaro Uribe golpea sobre todo a su delfín, el presidente Iván Duque, cuando intenta levantar a un país en crisis por la pandemia.
La Corte Suprema agitó el mundo político con la decisión de ordenar la casa por cárcel contra el también senador y jefe natural del partido en el poder, mientras lo investiga y decide si lo llama a juicio por manipular testigos contra un legislador de oposición.
Uribe, de 68 años y quien gobernó entre 2002 y 2010, está respondiendo en su condición de parlamentario, por lo que su único juez es el alto tribunal, que dictó la medida alegando "posibles riesgos" de obstrucción de la justicia.
El político colombiano más influyente de este siglo es admirado por su mano dura contra los rebeldes y odiado, con igual fervor, por múltiples escándalos de corrupción y de violaciones de derechos humanos que alcanzaron a su círculo próximo.
Duque hizo suyo el dolor de los uribistas: que su líder tenga que defenderse preso mientras los exguerrilleros - algunos también senadores - lo hagan en libertad cuando han "lacerado al país con barbarie".
De la suerte que corra Uribe depende en gran parte el futuro de la derecha que recuperó el poder en la figura de un inexperto Duque, quien el viernes completa dos de los cuatro años de su mandato.
Duque "queda muy presionado porque ya tenía un incendio en lo económico y social (por la pandemia), y ahora puede tener un incendio político y podría hasta tener un incendio institucional", opina el politólogo Álvaro Forero.
Aparte del lío que supone el arresto de Uribe, quien aglutina a la frágil coalición de gobierno en el Congreso, Duque soporta desde ahora la presión de su partido, tras ser blanco de sus críticos por convertirse en "defensor de oficio" de su mentor y abstenerse de referirse a un proceso judicial.
El Centro Democrático (partido político de Duque) planteó ayer reformar la justicia a través de una asamblea constituyente, es decir, cambiar la Constitución de 1991 para "aliviar" el peso de Uribe, según la senadora Paloma Valencia.
Para esa fuerza de derecha, su líder es víctima de una persecución y se requiere "despolitizar" las cortes y dar paso a una único tribunal que dé garantías a los investigados, lo que implicaría la disolución de la Corte Suprema.
El jefe de Estado apoyó una reforma a la justicia, pero evitó hacer lo propio con la constituyente aduciendo el largo trámite parlamentario.
Por ahora el caso Uribe impide la "paz política y unidad" que necesitan el gobierno para manejar la crisis cuando la pandemia azota con fuerza con más de 300.000 contagios y 11.300 muertos.
Positivo al Covid-19
Uribe contrajo el virus, "pero se encuentra bien de salud", indicó el Centro Democrático, la formación política que lo tiene como líder.
Desde temprano, medios locales especularon sobre su estado de salud, tras ver entrar una misión médica a la hacienda El Ubérrimo, donde se encuentra Uribe, en el departamento de Córdoba (norte).
El anuncio se dio en medio del terremoto político que desató la detención del exmandatario que gobernó al país entre el 2002 y el 2010.
El martes la Corte Suprema ordenó la casa por cárcel contra Uribe, mientras lo investiga y decide si lo llama a juicio por manipular testigos contra un legislador de oposición.