Los palestinos, los "sacrificados" del acuerdo entre Israel y Emiratos
Gaza y Dubái |
"Traición", "división", "agotamiento", son las tres palabras que vuelven a oírse en las calles de Gaza al día siguiente del acuerdo de normalización de relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos.
Una onda expansiva sacudió Oriente Medio el jueves, cuando el presidente estadounidense Donald Trump anunció inesperadamente este acuerdo entre Israel y Emiratos, el tercero de Israel con un país árabe tras Egipto en 1979 y Jordania en 1994.
Mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo celebra, los palestinos, desde el Fatah laico de Mahmud Abas a los islamistas de Hamas, solo tienen una palabra en la boca: "traición".
Emiratos habría, según ellos, sacrificado la causa palestina en beneficio de nuevas relaciones comerciales con Israel.
Ayer en la Franja de Gaza, después de nuevos ataques nocturnos de Israel en represalia a disparos de globos incendiarios, Abu Alaa al Sarsak, de 70 años, exempleado del gobierno local, lo repite: "Traición".
Pero si hay un acuerdo es también debido a las "divisiones", dice, entre palestinos, escindidos principalmente desde hace 13 años entre Hamas, que controla la Franja de Gaza y sus dos millones de habitantes, y la Autoridad Palestina de Abas, en el poder en Cisjordania donde 2,8 millones de palestinos viven paralelamente a 450.000 colonos judíos.
"Si continúa la división entre la Autoridad Palestina y Hamas, la normalización avanzará con otros Estados árabes del Golfo", teme Abu Alaa al Sarsak, que llama a la unidad de las facciones palestinas.
El jueves por la noche, el jefe de la oficina política de Hamas, Ismael Haniyeh, establecido en Catar --monarquía rival de Emiratos Árabes Unidos--, contactó al presidente de la Autoridad Palestina para tratar precisamente de encontrar una vía común ante esta normalización que "sacrifica" la causa palestina.
"Bajo las ruedas"
A principios de verano, el gobierno israelí discutía de la aplicación del plan de Trump para Oriente Medio, que preveía la normalización de las relaciones entre Israel y países del Golfo, así como la anexión israelí de zonas de Cisjordania.
Sin embargo, el aplazamiento de la anexión no es motivo de celebración en Gaza, Naplusa o Jerusalén este.
En Gaza, cientos de personas se concentraron a iniciativa del Yihad Islámico, otro grupo islamista armado de este enclave, para denunciar el acuerdo.
En Naplusa, en Cisjordania, manifestantes quemaron retratos de Donald Trump, Benjamin Netanyahu y el príncipe heredero de Abu Dabi, Mohammed bin Zayed.
Y delante de la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, fieles pisotearon una foto de este último.
"Los palestinos están furiosos, tienen el sentimiento de haber sido arrojados bajo las ruedas del jeque Mohammed (bin Zayed)", reconoce el analista israelí Yoel Guzansky.
"Emiratos intenta convencer que han hecho esto para detener la anexión y para contribuir a la paz en Oriente Medio, incluso para mantener viva la solución de dos Estados" -Israel junto a un Estado palestino viable-, añade.
Para Ali Jarbawi, exministro y profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Bir Zeit, no hay duda de que la causa palestina ya no es tan central en la política regional.
"Los palestinos se enfrentan ahora a uno de los periodos más difíciles de su historia, y sus opciones se limitan", dice a la AFP.
"Traicionados", "divididos", los palestinos están también "agotados", precisa Samira Ghazal, de 21 años, secretaria en una empresa informática de la Franja de Gaza, enclave palestino bajo bloqueo israelí donde el desempleo roza el 50 por ciento y bajo ayuda internacional.
"La normalización existe desde hace tiempo y no reprocho a Emiratos que busquen sus intereses. Los ciudadanos están agotados e incapaces de resistir. Los palestinos son débiles, los árabes son débiles e Israel está apoyado por EEUU", manifestó.
Yihad Husein, un empleado de oficina de Ramala, en Cisjordania, no se doblega: "El pueblo palestino ha sido apuñalado por la espalda por los dirigentes de Emiratos, pero ni este acuerdo ni nada más socavará nuestra voluntad de luchar por la libertad y la independencia" de Palestina.
Posible "efecto dominó"
El "histórico" acuerdo de normalización de las relaciones entre Emiratos Árabes Unidos e Israel podría incitar a otros países árabes a tomar la misma decisión, pero es poco probable que el más poderoso de ellos, Arabia Saudita, lo haga en lo inmediato, según analistas.
Jordania y Egipto son los únicos dos países árabes que oficialmente reconocieron al Estado hebreo.
El gobierno egipcio celebró el anuncio, al igual que el sultanato de Omán y Bahréin, pequeño Estado del Golfo cercano a Abu Dabi y particularmente hostil a Irán, enemigo de Israel.
Pero la poderosa Arabia Saudita, primera economía del mundo árabe, no tuvo ninguna reacción. Y, si bien el gobierno saudí también dio señales de acercamiento en estos últimos años, es poco probable que establezca relaciones oficiales con el Estado hebreo.
"Al menos no en lo inmediato", estima Hussein Ibish, analista del Instituto de los Estados Árabes del Golfo, con base en Washington.
"El rey Salmán (de Arabia Saudita) estará un poco contrariado, porque esto rompe el consenso según el cual la iniciativa de paz árabe es la base de todo avance diplomático importante con Israel", dijo el investigador.
La iniciativa, de 2002, pide la retirada completa del Estado hebreo de los territorios árabes ocupados tras la guerra de los Seis Días de 1967 -la parte del Golán sirio y Jerusalén oriental, ocupada y anexada por Israel, y la Cisjordania ocupada - a cambio de la normalización.
Los Emiratos Árabes aseguraron el jueves que su acuerdo prevé "poner fin a toda anexión suplementaria" de territorios palestinos en Cisjordania.
Pero el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró que la anexión había sido solo "pospuesta" y que Israel "no se había rendido".