La sombra de extrema derecha se cierne sobre el mandato de Trump
Desde Charlottesville hasta Cleveland, la sombra de la extrema derecha violenta se cierne en EEUU sobre el mandato de Donald Trump, acusado regularmente de cultivar la ambigüedad en sus relaciones con los supremacistas blancos encarnados en los Proud Boys o el movimiento de ultraderecha conspirativa Qanon que no deja de ganar terreno en filas republicanas.
Según analistas estadounidenses, estas dos organizaciones son más radicales que la otrora Tea Party, el ala más radical del Partido Republicano, que amenazó seriamente al Gobierno del expresidente demócrata Barack Obama.
A pesar del peligro que puede presentar estos grupos de extrema derecha, el Presidente candidato a la reelección se siente “bien protegido”.
El presidente Trump intentó a fines de septiembre apaciguar la polémica creada por sus declaraciones del día anterior durante el debate con el aspirante demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, cuando dijo que los Proud Boys, un pequeño grupo nacionalista, tenían que “retroceder y esperar”. La frase provocó una ola de críticas.
Frente a la prensa, Trump llamó a las milicias de extrema derecha a retirarse y dejar que la Policía “haga su trabajo” ante la violencia cometida, según él, por los activistas antifascistas que vienen manifestándose desde hace varios meses contra el racismo y la brutalidad policial.
Las advertencias de los demócratas sobre el rumbo que ha tomado la presidencia de EEUU quedaron retratadas por el apoyo de Trump a Qanon.
La creencia básica de los seguidores de Qanon es que el mundo está gobernado por una camarilla de políticos corruptos pedófilos adoradores del diablo que conspiran contra Trump y operan una red mundial de tráfico de niños.
Últimamente se han infiltrado en los mensajes sobre menores desaparecidos de #SaveTheChildren y, con la pandemia, su popularidad va en aumento. Estados Unidos es, históricamente, un terreno fértil para las teorías conspirativas, y el grupo ha sido declarado como amenaza terrorista por el FBI, reseñó el diario New York Times.
“Tengo entendido que les gusto, lo cual aprecio mucho”, dijo el Presidente a preguntas de la prensa después que felicitara a Marjorie Taylor Greene, la ganadora de unas primarias Republicanas.
La candidata al Congreso, procedente de Georgia, ha escrito artículos sobre la teoría de Qanon de que Hillary Clinton ha asesinado a sus rivales políticos y plantea que los tiroteos masivos pueden estar siendo orquestados por el Gobierno para tener una coartada para quitarles las armas.
“No sé mucho de ellos, pero he oído que son personas que aman este país y a las que no les gustan las escenas de violencia que están viendo en ciudades demócratas como Portland o Chicago”, dijo recientemente Trump.
Cuando un periodista le corrigió y le recordó, literalmente, que los seguidores de Qanon creen que él está luchando contra un culto satánico de pedófilos y caníbales, el Presidente respondió: “¿Y se supone que eso es algo malo? Si puedo ayudar a resolver los problemas del mundo, estoy dispuesto a hacerlo”.
Datos: Agencias e Internet
DIVISIONES ENTRE LOS REPUBLICANOS
Los comentarios del presidente Trump provocaron críticas entre la vieja guardia republicana por legitimar el apoyo de los ultraderechistas de Qanon.
“Los chiflados, racistas y odiadores no tienen espacio en ningún partido”, dijo Jeff Bush, exgobernador republicano de Florida y excandidato presidencial en las primarias de 2015.
También quienes se disponen a disputar las riendas del partido en caso de una derrota de Trump en noviembre próximo han levantado la voz.
“Qanon es una locura demencial y peligrosa que no debería tener ningún espacio en la política americana”, afirmó la congresista Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney.
MARCADA AMBIGÜEDAD DE TRUMP CON LOS CÍRCULOS MÁS RADICALES DE EEUU
Redacción Central
Aunque suele denunciar actos racistas y antisemitas, desde la campaña electoral de 2016, Trump ha sido acusado de mostrar ambigüedad con los círculos de extrema derecha y los líderes nacionalistas.
En agosto de 2017, cientos de activistas de ultraderecha se reunieron en Charlottesville, Virginia, donde estallaron enfrentamientos con manifestantes antirracistas. Un simpatizante neonazi atropelló a una multitud en un vehículo, mató a una persona e hirió a 19. Trump fue muy criticado entonces cuando dijo que es esos enfrentamientos había “gente buena en ambos lados”.
Un ataque a una sinagoga de Pittsburgh dejó 11 muertos a fines de 2018, un acto condenado por Trump. Y en agosto de 2019, un joven estadounidense mató por motivos racistas a 22 personas, la mayoría hispana, en un hipermercado en El Paso, Texas.
Ante el histórico movimiento de ira contra el racismo y la brutalidad policial contra los afroamericanos que atraviesa al país desde finales de mayo, Trump denuncia en cambio la violencia perpetrada según él por activistas de la izquierda radical.
En junio, el mandatario compartió brevemente un video de un enfrentamiento entre varios de sus partidarios y oponentes, en el que se veía a un hombre gritando “White Power” (Poder blanco), el grito de guerra de los supremacistas blancos.