Hamilton Mourao: “Las muertes por la pandemia del coronavirus duelen en todo Brasil”
Antonio Torres
Efe
“Las muertes por Covid-19 duelen a todo el país”, asegura el vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, cuyas declaraciones contrastan con las del jefe de Estado, Jair Bolsonaro, quien ha minimizado en varias ocasiones el impacto de la enfermedad.
El gigante sudamericano es el segundo país más afectado del mundo por la pandemia en números totales.
“Creo que la actitud del presidente fue la de intentar mantener a la población sin un nivel de terror, aunque haciendo ver que la enfermedad era grave y que tenía que haber una protección, pero sin ser el final de los tiempos”, apuntó el general en reserva.
Bolsonaro llegó a tildar de “gripecita” la enfermedad que él mismo anunció haber contraído -y de la que aseguró ya estar curado- y públicamente pareció mostrarse más preocupado con el impacto económico del confinamiento que por el trágico balance de fallecimientos por el coronavirus.
En la entrevista, Mourao, de 66 años, también quiere dejar claro el compromiso medioambiental del Gobierno brasileño en la preservación de la Amazonía, una exigencia de varios países europeos y de grandes fondos de inversión y niega la existencia de una política negativa hacia los indígenas.
El vicepresidente respalda el polémico veto de Bolsonaro que exime al Gobierno de la obligatoriedad de brindar agua potable a las aldeas indígenas.
P. ¿Qué le está sucediendo a Brasil, que sigue como uno de los países más afectados del mundo por la Covid-19?
R. En Brasil se han hecho muchas comparaciones con Francia, Reino Unido, España, pero nosotros somos un país de contrastes, con marcadas diferencias en los niveles de desarrollo, distribución del ingreso y la capacidad de los agentes públicos para actuar, lo que hace imposible adoptar una estrategia unificada. Nuestro sistema de sanidad ha sido exitoso, ya que la tasa de letalidad ha venido cayendo. Es decir, los protocolos que la medicina ha venido implementando, poco a poco, viene reduciendo el número de decesos, a pesar de estar comparativamente elevado.
Brasil ha invertido más que la media de los países avanzados y casi el doble que las naciones emergentes también para combatir los efectos económicos de la pandemia. Por ejemplo, el programa del auxilio de emergencia (120 dólares para unos 50 millones de brasileños con trabajos informales).
En cualquier caso, desde mi punto de vista, la verdadera pospandemia sucederá cuando tengamos una vacuna. Hasta entonces, estaremos sujetos a brotes ocasionales de esta enfermedad no solo en Brasil, sino en todo el mundo.
P. ¿Cuándo cree usted que la enfermedad estará más controlada, por debajo de las 1.000 muertes diarias? ¿El general Eduardo Pazuello debe quedarse como ministro de Salud o ya están pensando en un sustituto, que sería el cuarto ministro de la cartera este año? (Se marcharon en abril Luiz Henrique Mandetta y en mayo Nelson Teich).
R. Creo que el presidente Bolsonaro, en algún momento, pondrá a un ministro de Salud, digamos, definitivo. Pazuello vino inicialmente, recordemos, para ser el secretario ejecutivo del ministro Teich (quien estuvo un mes en el cargo). Para organizar y facilitar la cuestión logística para Teich. Sobre cuándo sucederá una reducción en el número de muertes, creo que cuando salgamos del invierno, del invierno del sur. Ahora estamos en un momento favorable para la proliferación de enfermedades respiratorias.
Esos datos se tenían desde la gestión del ministro Mandetta (salió en abril por discrepancias con Bolsonaro).
P. El Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass), que recopila los datos de la enfermedad en las 27 regiones del país, calcula hasta 150.000 muertes a finales de este año.
R. Me abstengo de hacer esa clase de cálculo. La última vez que me acuerdo de que se contasen cuerpos fue en la guerra de Vietnam (1955-1975), algo que se hacía diariamente. Es obvio que este número de muertes es un número que duele al país en su conjunto, a las personas que han perdido seres queridos. Yo mismo tuve tres buenos amigos que sucumbieron a esa enfermedad, pero es difícil hacer un pronóstico. Si sigue la escalada, podemos llegar a esa cantidad de muertes.
Recordemos que anualmente mueren en Brasil 1,5 millones de personas, por diferentes causas. No se ha realizado una evaluación sobre si esa proporción sigue, porque no ha habido, por parte de la prensa, esa atención intensa sobre el número de decesos por violencia urbana y tráfico, que quizás hayan disminuido. Por eso es complicado hacer una proyección.
P. Donald Trump y Bolsonaro han sido de los mandatarios con actitudes más escépticas sobre el coronavirus. ¿Cree que la actitud del presidente entorpeció la lucha contra la enfermedad?
R. Aquí vemos una dicotomía, una contradicción. Gran parte de los medios dice que (Bolsonaro) no tiene ninguna capacidad de liderazgo, de hacer que las personas lo sigan, pero resulta que esos mismos medios dicen que él sería el gran propagador de una cierta indiferencia sobre la enfermedad. Creo que no (entorpeció). Creo que la actitud del presidente fue intentar mantener a la población sin un nivel de terror y haciéndoles ver que la enfermedad era grave y que tenía que haber una protección, pero no era el “Doom’s Day”, no era el final de los tiempos, no era el Armagedón el que había llegado. La enfermedad terminó siendo politizada dentro de todo lo que está sucediendo en el mundo.
Recursos parados y disponibles
En torno 320 millones de dólares que no tienen ningún proyecto y 240 millones en proyectos en análisis, un total de 560 millones, aparte de lo que está en aplicaciones financieras, que debe dar unos 300 millones más. Es en torno a 600 millones. Anunciaremos resultados positivos fruto de la Operación Verde Brasil 2 en relación a la caída de los índices de deforestación y de fuegos.