Alfonso Armada: “Los periodistas no han hecho una buena cobertura de la pandemia”
OLIVIA ALONSO |
El presidente de Reporteros Sin Fronteras España (RSF), Alfonso Armada, considera que los periodistas no han estado a la altura en la cobertura de la pandemia de la Covid-19, critica que no hayan contado las historias sobre el terreno y denuncia las trabas de los poderes públicos en España al trabajo de informadores y fotógrafos.
Así lo ha dicho Armada en una entrevista con Efe con motivo de la publicación del Balance Anual 2020 de periodistas encarcelados (387), secuestrados (54) y desaparecidos (4) de la organización.
Un informe en el que no aparece directamente mencionada España, lo que “reconforta” al presidente de los Reporteros, aunque ha expresado su preocupación por “una serie de factores relacionados con la inmigración, la pandemia y la transparencia”, que, ha dicho, “no funcionan cómo nos gustaría”.
—¿Cómo valora este informe 2020?
—Es reconfortante que España no aparezca directamente en un informe que habla de los efectos que tiene la lucha contra la libertad de prensa en todo el mundo y que no esté en primera línea de fuego en ese sentido.
—Sin embargo, critican la falta de transparencia de los poderes públicos.
—Aunque la culpa la tiene el Gobierno, la oposición no es un dechado de transparencia, pero bueno, cuando uno tiene el poder ejecutivo está obligado casi por ley a ser más transparente.
—¿Se ha obstaculizado la labor de los informadores?
—Desde el principio el Gobierno, las comunidades y muchos ayuntamientos se dedicaron de forma sistemática a obstaculizar el trabajo de los periodistas y muchos reporteros gráficos con mucha experiencia en zonas de conflicto como en Yemen, Irak o Siria se quejaban de que tenían más dificultad para hacer fotografías en hospitales, cementerios y depósitos de cadáveres que en zonas de guerra.
El argumento que les daban para impedir hacerlo era que se estaba intentando preservar la dignidad de las víctimas y, además, era peligroso. Es verdad que hay periodistas y fotógrafos que no son impecablemente éticos como nosotros defendemos, pero conocemos la trayectoria de la mayoría de los afiliados y sabemos lo respetuosos que son a la hora de fotografiar a personas en situaciones delicadas. Así que ese argumento no se corresponde con la realidad.
—¿Qué papel han jugado los medios?
—Los medios no han estado a la altura, muchos periodistas tampoco y las autoridades, con el argumento de proteger la dignidad y de que era peligrosos, tampoco han permitido contarlo bien.
Ahora han aparecido algunas fotos, pero si la gente no ha estado en contacto con alguien que haya estado muy enfermo o que haya muerto le parece que forma parte del paisaje contemporáneo y es una negación de la muerte. Ahí los periodistas no hemos estado a la altura y no digamos el Gobierno y la oposición.
A nivel individual, hemos preferido hacer información a distancia, en parte para evitar la exposición, pero ha faltado el relato en primera persona. Muchos medios han preferido no profundizar y no permitir a los periodistas ir a los lugares donde ocurrían las noticias. Muchos lo han aceptado de buena gana y otros han ido. Aquí hay una responsabilidad por parte de los medios y de los periodistas.
—¿ Qué le parece las referencia a la desinformación del Ejecutivo?
—Parece que es un tema que al Gobierno le preocupa mucho y de hecho hubo una orden ministerial al respecto con gran crítica social por su ambigüedad, que también criticamos en RSF, aunque parece que el Ejecutivo reaccionó. Pero con este poco entusiasmo del gobierno con la transparencia a veces parece que también practica la desinformación.
—¿Cómo influirá en la información las coberturas digitales impuestas por la Covid?
—No negamos las virtudes de la tecnologías en los medios, porque gracias a ella muchos disidentes y periodistas han podido sortear la censura en muchos países. Pero también han hecho que la información esté muy llena de filtros, pantallas e intermediarios.
Internet nos ha abierto miles de ventanas, pero es como si hubiera restringido la variedad. Nos preocupa este encogimiento del mundo, que tiene que ver con un discurso nacionalista. Tenemos la sensación de que no se están contando las historias en origen o que faltan muchos testimonios de primera mano.
Los buenos reportajes están hechos sobre el terreno, hay que patearlo porque sino falta el color y el olor. Estamos cambiando de forma de vida, siendo más desconfiados y lo vemos a través de preservativos, filtros, ventanas y distancia y es una tendencia muy peligrosa.
—¿Vive el periodismo un buen momento?
—Hay un desprestigio del periodismo según las encuestas. Se percibe que respondemos a intereses no bastante claros y que nos situamos ideológicamente en un sentido o en otro, a lo que ha contribuido también la polarización.
Tenemos que hacer un profundo trabajo de reflexión, ser impecables y aplicar nuestros códigos deontológicos de una forma más rigurosa. Se sigue mezclando la información y opinión y no se mantienen las fuentes necesarias para una buena historia. Se informa con una sola y muchas veces interesada.
Hay que volver al ABC de la profesión y cada periodista sabe cuándo ha hecho bien su trabajo y cuando miente.
SITUACIÓN MIGRATORIA
Muchos reporteros se han quejado de las dificultades que tienen para fotografiar las llegadas de inmigrantes a Canarias, con el argumento del Gobierno de que no quiere que sean utilizadas por la extrema derecha o que se ponga en peligro la dignidad de las personas.
La realidad es que se está ocultando información.