El virus del hambre se multiplica
La crisis económica de 2020, emanada en gran medida de la pandemia de Covid-19, estalló una de las mayores acentuaciones del hambre en el planeta en décadas, damnificando a casi todos los países de utilidad baja y media.
En algunas regiones, con mayor énfasis en África y Asia, a este retroceso se sumaron otros elementos, como las catástrofes relacionadas con el clima, acrecentando considerablemente la tasa de población desnutrida, según el último reporte de la Organización de la Naciones Unidas (ONU).
Según ese estudio, el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo alcanza a los 811 millones de personas subalimentadas en la gestión 2020, es decir, cerca de la décima parte de la población universal.
El crecimiento de personas subalimentadas de 2019 a 2020 alcanzó 118 millones con discordancias territoriales, calificadas como constantes y neurálgicas por los autores del estudio.
De la cifra total de individuos desnutridos en la gestión pasada, más de la mitad (418 millones) corresponden a Asia, y más de un tercio (282 millones) a África. En América Latina y el Caribe alcanza a 60 millones (8 por ciento).
Con relación a 2019, 46 millones de personas más en África, cerca de 57 millones más en Asia y aproximadamente 14 millones más en América Latina y el Caribe, se vieron afectadas por el hambre en la pasada temporada.
Ese contexto indica que una de cada cinco personas (21 por ciento de la población) afrontaba hambre en el continente africano en 2020, más del doble del conjunto de cualquier otra región, lo que simboliza una extensión de tres puntos porcentuales en un año. América Latina y el caribe se situaron por detrás (9,1 por ciento) y Asia (9 por ciento), con adiciones de 2 y 1,1 puntos porcentuales entre 2019 y 2020.
En América del Norte y Europa, donde se localizan las tasas más bajas de inseguridad alimentaria, la incidencia del lastre creció por primera vez desde el comienzo de la compilación de datos de la escala de experiencia de inseguridad alimentaria, que data de 2014.
En cuanto a la aflicción de género de la inseguridad alimentaria moderada o grave, se apreció una tasa 10 por ciento más alta entre las mujeres que entre los hombres en la temporada pasada, frente al 6 por ciento patentado en 2019.
El informe de la ONU manifiesta que el estudio de los precios de los alimentos y el número de personas que no pueden solventar una dieta saludable posibilita deducir mejor la tendencia hacia la desnutrición en todas sus representaciones.
El alto costo de las dietas saludables, junto a los acentuados niveles de discordancia de ingresos, obstaculizó que 3 mil millones de individuos puedan acceder a una dieta saludable en 2019. La mayoría de estas personas vive en Asia (1.850 millones) y África (mil millones). La dieta saludable también está fuera del alcance de millones de habitantes de América Latina y el Caribe (113 millones), América del Norte y Europa (17,3 millones).
En ese contexto, los autores del informe de los cinco organismos: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Organización Mundial de la Salud (OMS),
Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), lamentaron que la pandemia continuara evidenciando las carencias de los sistemas alimentarios, que amenazan la vida y los medios de sustento de mucha gente.
Niñez
Los niños menores de cinco años fueron los más afectados por la desnutrición. Si bien la referencia concreta sobre este grupo fue delimitado el año pasado, y las valoraciones no precisamente tienen en cuenta los efectos del coronavirus, se estima que 149,2 millones (22 por ciento) soportaron retraso del crecimiento en 2020. Casi tres cuartas partes de ellos son de Asia central y meridional (37 por ciento) y África subsahariana (37 por ciento).
Además, en esa misma temporada, aproximadamente 38,9 millones (5,7 por ciento) niños menores de cinco años tenían sobrepeso, con propensión a sumar en algunos territorios y en cuantiosos hábitats del planeta.
Pero hay más, porque la obesidad en los adultos continúa subiendo.
Y la preponderancia universal ascendió del 11.7 por ciento en 2012 al 13,1 por ciento en 2016. Todas las subregiones exhibieron directrices progresivos de la obesidad en adultos entre 2012 y 2016, pero están distantes de plasmar el objetivo de la Asamblea Mundial de la Salud para 2025, de contener el crecimiento para ese año.
Sin servicios
El informe admite los apuros de las naciones para avalar que los sistemas de salud, alimentación, educación y protección social conserven los servicios de alimentación primordiales mientras responden a la pandemia del coronavirus, e informa que en una encuesta sobre la realidad de los infantes durante la pandemia exhibió que el 90 por ciento de los países (122 de 135) anunciaron una variante en la cobertura de los servicios de nutrición clave, en agosto de 2020.
Las proyecciones más moderadas apuntan a un escenario en el que 11,2 millones de niños menores de cinco años en países de ingresos bajos y medios se agregarían al total de los que padecen emaciación de 2020 a 2022 como consecuencia de la pandemia de la Covid-19.
11 PERSONAS MUEREN CADA MINUTO
Hoy en día, es probable que 11 personas mueran cada minuto de hambre aguda relacionada con tres C letales: conflicto, Covid-19 y la crisis climática. Esta tasa supera la tasa actual de mortalidad pandémica, que es de 7 personas por minuto.
África es el continente con un mayor repunte del hambre. La ONU insta a transformar los sistemas alimentarios con el fin de erradicar el hambre para 2030.
Los organismos de la ONU advierten que el mundo atraviesa una “coyuntura crítica” y llaman a dar un impulso diplomático a la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición mediante la transformación de los sistemas alimentarios.