La Unión Europea evita la confrontación con Polonia
Los líderes de la Unión Europea se esforzaron ayer en reducir los decibeles de la crisis con Polonia por su rechazo a aceptar la supremacía del derecho europeo, aunque no retiraron de la mesa la posibilidad de adoptar medidas de represalia.
La cumbre de líderes arrancó bajo la sombra de la agria controversia con Polonia, pero sin embargo el debate sobre la actual crisis por los precios de la energía se extendió por varias horas hasta que finalmente se abrió la vía a un tímido consenso.
De acuerdo con fuentes coincidentes, las diferencias en este tema se centraron en el funcionamiento del mercado europeo de permisos de emisión de CO2, al que determinados países atribuyen la responsabilidad por el alza en los precios de la energía.
Finamente, los líderes invitaron a que la Comisión Europa “estudie el funcionamiento de los mercados de gas y electricidad, así como el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión” (RCDE) para posteriormente evaluar si “ciertos comportamientos” en ese mercado “requieren acción regulatoria”.
Controversia con Polonia
Respecto a las tensiones con Polonia, los líderes extendieron una mano a ese país y de acuerdo con una fuente diplomática “se pronunciaron a favor del diálogo” con su gobierno populista y ultraconservador.
Al mismo tiempo, reafirmaron la posibilidad de “recurrir a los mecanismos existentes previstos en los tratados europeos”, de acuerdo con una fuente europea.
Entre los mecanismos existentes, la Comisión Europea dispone de uno que le permite suspender la transferencia de fondos europeos a países que no respetan el Estado de derecho.
Al llegar ayer a la sede de la reunión, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, había dado el tono de las discusiones: “No vamos a actuar bajo la presión del chantaje”, advirtió.
Sin embargo, el dirigente polaco entreabrió una puerta al afirmar que estaba “listo para el diálogo” con la UE para superar la dramática agudización de la crisis en sus relaciones con Bruselas.
Morawiecki mantuvo encuentros en separado con los líderes de Francia, Emmanuel Macron, y de España, Pedro Sánchez, quienes le pidieron que mantenga abiertos canales de diálogo.