El ejército de Sudán defiende el golpe en medio de la presión internacional
El militar que lideró el lunes el golpe de Estado en Sudán, el general del Ejército Abdel Fattah al Burhan, ha tratado de justificar ayer la toma del poder alegando vagamente que temía que el país se hundiera en una guerra civil. El primer ministro, Abdallah Hamdok, y su mujer regresaron la tarde de ayer a su domicilio, donde se encuentran bajo una fuerte vigilancia, según un comunicado oficial.
Mientras, la jornada en la calle ha estado marcada por una huelga general que ha tenido un alto seguimiento, como parte de la estrategia de los grupos que han llamado a la desobediencia civil para defender una transición civil y democrática.
Una asociación eleva a 10 el número de muertos.
La comunidad internacional mantiene la presión sobre el Ejército de Sudán, cuyo golpe amenaza con enterrar el camino del país hacia la democracia. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tenía previsto celebrar ayer una sesión de emergencia a puerta cerrada para abordar la situación.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió la liberación “inmediata” del primer ministro.
En un comunicado difundido a última hora del lunes, el Ministerio de Información de Sudán aseguró que el de Hamdok sigue siendo el Gobierno soberano y ejecutivo del país, y consideró que todas las medidas y decisiones unilaterales tomadas por los militares carecen de base constitucional y violan la legalidad.
Por su parte, la Unión Europea (UE) condenó ayer el golpe de Estado en Sudán así como la declaración del estado de emergencia en todo el país, que socavan la transición democrática de la nación.