Chile levanta estado de excepción en frontera sin replegar a militares
El gobierno chileno levantó ayer el estado de excepción que comenzó en febrero para controlar la migración irregular en cuatro provincias del norte del país, pero mantendrá el despliegue militar en la zona.
En vigor desde el 16 de febrero y extendido en dos ocasiones, el estado de excepción permitió desplegar militares y más policías en la frontera norte con Bolivia y Perú por donde miles de migrantes, principalmente venezolanos, cruzan a pie por inhóspitos pasos clandestinos hacia las provincias chilenas de Arica, Parinacota, Tamarugal y El Loa.
Tropas permanecen
“El estado de excepción termina, pero el gobierno va a mantener vigente el decreto 265 que permite mantener a todo el personal policial, pero también a todo el personal de las Fuerzas Armadas y a todo el equipamiento de apoyo para el control de las fronteras”, dijo Manuel Monsalve, subsecretario del Interior.
El despliegue militar mantendrá la colaboración con las autoridades civiles y policiales para controlar actividades que se vinculen al tráfico ilícito de migrantes, y al narcotráfico y crimen organizado transnacional, según el decreto 265.
Frontera abierta
El fin del estado de excepción coincide con el anuncio de la apertura desde el 1 de mayo de las fronteras con Argentina, Bolivia y Perú que se mantenían cerradas debido a las restricciones por la pandemia de la Covid-19.
Además, desde el jueves se flexibilizaron las medidas sanitarias para ingresar a Chile como no solicitar el examen PCR ni tampoco pedir la homologación de vacunas.
Nueva estrategia de control fronterizo
La estrategia actual del gobierno va a consistir en dos líneas de acción principales: Primero: mejorar la seguridad en el control de las rutas de acceso que siguen los migrantes desde el altiplano boliviano y el sur de Perú.
Segundo: focalizar las acciones en la lucha contra las mafias que lucran con el tráfico de personas y las bandas de crimen organizado que aprovechan la situación para minar la seguridad en las localidades próximas a la frontera.
El norte de Chile vive desde hace más de un año la mayor crisis migratoria de la historia del país.