Assange: héroe de la libertad de informar o narcisista irresponsable
El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, cuya extradición a Estados Unidos fue confirmada el viernes por el Gobierno británico, es visto por muchos como un defensor infatigable de la libertad de informar y por otros como un peligroso divulgador de secretos.
El australiano, de 50 años, piel pálida, cabellos canos y expresión sobria, que esgrime a veces una media sonrisa sarcástica, ha pasado una década privado de libertad.
Primero, refugiado desde junio de 2012 en la embajada de Ecuador en Londres para no ser extraditado a Suecia por unas acusaciones de violación que él denunciaba como una trampa para entregarlo a EEUU.
Después, desde su espectacular detención por la policía británica en abril de 2019 cuando el presidente ecuatoriano Lenín Moreno le retiró la protección ofrecida por su predecesor Rafael Correa, recluido en una prisión de alta seguridad cerca de Londres.
Con graves problemas de salud según sus abogados, coordinados por el exjuez español Baltasar Garzón, Assange ha luchado desde allí contra el proceso de extradición iniciado por EEUU, que lo quiere juzgar por espionaje, acusación que podría costarle una condena de 175 años de cárcel.
Con la firma el viernes recién pasado del decreto de extradición por parte de la ministra británica de Interior, Priti Patel, se esfuma una de sus últimas oportunidades de escapar al juicio en Estados Unidos, aunque los allegados de Assange ya anunciaron que apelarán.
Revelaciones
Assange y WikiLeaks se hicieron famosos en 2010 con la publicación de cientos de miles de documentos secretos estadounidenses que dejaron al descubierto sus prácticas en las guerras de Irak y Afganistán.
Pacifistas y defensores de la transparencia lo alabaron por haber revelado muertes de civiles, actos de tortura y operaciones militares clandestinas.
Pero la difusión en línea de documentos no editados, que dejaban al descubierto nombres de informadores, le valió el distanciamiento de algunos periódicos que habían colaborado inicialmente con él, y Washington lo acusó de poner vidas en peligro con su irresponsabilidad.
EEUU y Cataluña
Su largo encierro en la embajada ecuatoriana había ido apagando su protagonismo mediático, hasta que en noviembre de 2016 se inmiscuyó en las elecciones estadounidenses y en octubre de 2017, en el proceso independentista catalán.
WikiLeaks contribuyó probablemente a la victoria de Donald Trump al publicar miles de mensajes secretos de la campaña de su rival demócrata Hillary Clinton, aparentemente filtrados por Rusia. Y respaldó a los independentistas catalanes contra el Gobierno español de la época, difundiendo imágenes de la dura respuesta policial al referendo de independencia prohibido.
Se le acusó de divulgar “propaganda rusa”, pero Assange negó estar al servicio de Moscú: “WikiLeaks ha publicado más de 800 mil documentos relacionados con Rusia o (su presidente Vladímir) Putin, y la mayoría son críticos”, dijo.
“Egocéntrico” y “obsesivo”
Assange nació el 3 de julio de 1971 en la localidad australiana de Townsville.
Su madre, la artista teatral Christine Ann Assange, se separó de su padre antes de que naciera Julian, quien durante 15 años vivió en más de 30 ciudades, antes de establecerse en Melbourne.
Alumno inteligente, estudió matemáticas, física e informática en la universidad sin llegar a licenciarse. Lo sedujo entonces la piratería informática y llegó a entrar en las webs de la NASA y del Pentágono.
Cuando WikiLeaks saltó a la fama, se lo saludó como a un genio informático y un mesías libertario. “El hombre más peligroso del mundo”, se titulaba una biografía suya.
Pero rápidamente arreciaron las críticas. Viejos amigos y colaboradores lo describieron como “egocéntrico”, “obsesivo” y “paranoico”.
“El hombre que presume de desvelar los secretos del mundo, no soporta los suyos”, sentenció Andrew O’Hagan, a quien pidieron que escribiera una biografía de Assange, pero no lo hizo.
PRIMERAS REVELACIONES DE WIKILEAKS, HACE 12 AÑOS
Hace casi 12 años, el portal WikiLeaks lanzó su primera gran filtración de documentos secretos sobre la guerra de Afganistán, que provocó la ira de EEUU y convirtió a su controvertido fundador, Julian Assange, en figura pública mundial en su controvertida cruzada por la transparencia.
Los más de 90 mil documentos militares estadounidense fueron revelados el 25 de julio de 2010 y mostraban con crudeza el fracaso de la guerra en Afganistán, entre ellos la muerte de centenares de civiles en ataques de la coalición internacional liderada por EEUU contra los talibanes y que no fueron reportados.
Esa información fue publicada de manera coordinada en varios medios internacionales: The Guardian (Reino Unido), The New York Times y el semanario alemán Der Spiegel.
La revelación fue contestada airadamente por la Casa Blanca, encabezada entonces por el presidente demócrata Barack Obama (2009-2017). “Condenamos con contundencia la divulgación de información clasificada por individuos y organizaciones, que pone las vidas de soldados de EEUU y aliados en riesgo y amenaza nuestra seguridad nacional”, dijo la oficina presidencial en un comunicado.
Poco después, sin embargo, WikiLeaks volvía a sacudir la opinión pública mundial con la filtración de otras dos comprometedoras tandas de documentos: el 22 de octubre de 2010 sobre las operaciones estadounidenses en la guerra de Irak entre 2004 y 2009; y en noviembre de ese mismo año, 250 mil cables diplomáticos que pusieron en aprietos Gobiernos de todo el mundo.