Las revueltas indígenas en Ecuador lograron derrocar a 3 presidentes
Con una amplia capacidad de convocatoria, la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la mayor del país, tomó fuerza en 1990 con un histórico “levantamiento”, que logró la entrega por parte del gobierno de 2,3 millones de hectáreas de tierras a comunidades de la Amazonía y la sierra andina.
Actualmente, su brazo político Pachakutik es la segunda fuerza en el Legislativo, donde la oposición está dispersa, pero hace mayoría. Cuenta con 18 de los 137 curules.
Entre 1997 y 2005, el movimiento aborigen participó en revueltas que derrocaron a tres mandatarios. En 2019 encabezó violentas manifestaciones por casi dos semanas que dejaron 11 muertos y más de mil heridos. Entonces, obligaron al entonces mandatario Lenín Moreno a dar marcha atrás en la eliminación de millonarios subsidios a los combustibles, una condición atada a un acuerdo con el FMI.
La Conaie se mantiene desde 1990 como la “principal organización social del país”, dice Franklin Ramírez, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito.
“Tiene voz, liderazgo, capacidad de irradiar su malestar, sus reclamos y de convocar a otros sectores”, agrega.
A las protestas, que empezaron el día 13 y han incluido el cierre intermitente de carreteras en más de la mitad de las 24 provincias de Ecuador, se han sumado estudiantes y trabajadores.
Tras la violencia ciudadanos, empresarios y sectores de la producción hicieron marchas por la paz en Quito.
Los indígenas representan más de un millón de los 17,7 millones de habitantes de Ecuador.
El detonante
Ecuador exporta petróleo, pero importa combustibles que vende con subsidios que han demandado 2.806 millones de dólares al Estado entre 2014 y 2022, según el Ministerio de Economía.
La Conaie se opone rotundamente al alza de precios de combustibles. En poco más de un año, el Gobierno subió el galón (3,8 litros) de diésel en 90% (a 1,90 dólares) y el de gasolina corriente en 46% (a 2,55). Desde octubre pasado, los precios están congelados por presión de los nativos. Los indígenas reclaman una rebaja a 1,50 y 2,10 dólares, respectivamente.
El presidente Lasso asegura que “no hay detonante” para las protestas, que considera “violentas”.
“Hay un desconocimiento de las demandas sociales. Esa frase de decir ‘no hay ningún detonante’ es desconocer la realidad, la crisis”, estima el analista Ramírez.
Bono
Para tratar de desactivar la crisis, Lasso ordenó aumentar de 50 a 55 dólares un bono que recibe un 30% de la población más vulnerable, subsidiar hasta 50% el costo de la urea para pequeños y medianos productores y condonar créditos vencidos de hasta 3.000 dólares otorgados por el banco estatal para inversiones productivas.
También declaró en emergencia el sistema de salud pública para destinarle recursos extras y duplicó el presupuesto para la educación intercultural.
Los indígenas también exigen una moratoria para el pago de deudas de campesinos con la banca, el control de precios agrícolas, más empleo, suspender concesiones mineras en territorios indígenas y más presupuesto para salud, educación y seguridad.
El líder de las protestas
Leónidas Iza tiene 39 años y es ingeniero mediambiental. En junio del año pasado, fue elegido presidente de la Conaie, cargo que ostentará hasta 2024 y al que llegó con una agenda claramente antiextractiva y de hacer respetar la aplicación de los 21 derechos colectivos que amparan a las 14 nacionalidades originarias de Ecuador.
Precisamente, esos dos puntos figuran en el decálogo de exigencias planteadas ahora al Ejecutivo de Lasso como condición sine qua non para suspender las movilizaciones.