Meloni fuerza el debate migratorio en Europa tras años de inacción
Solo dos semanas después de asumir el poder en Italia, la primera ministra ultraderechista Giorgia Meloni retomó el pulso con las naves humanitarias que rescatan inmigrantes en el Mediterráneo y desencadenó una crisis con Francia, en un intento de desatascar el debate en la Unión Europea (UE) sobre el reparto de solicitantes de asilo.
El nuevo Ejecutivo, resultado de las elecciones de septiembre, enseguida retomó una batalla antigua emprendida en 2018 por el ahora vicepresidente, Matteo Salvini: el rechazo a los barcos de las ONG, acusándolas de fomentar el flujo migratorio desde África con su sola presencia.
A comienzos de noviembre, su primera decisión fue negar el acceso a los puertos italianos a cuatro naves con banderas extranjeras: la Ocean Viking de SOS Méditerranée con 234 inmigrantes, la Geo Barents de Médicos Sin Fronteras con 572, y las alemanas Rise Above y Humanity 1, con 95 y 197, respectivamente.
TENSIONES TRANSALPINAS
Sin embargo, tras días a la espera en el mar, se permitió entrar al puerto de Catania (sur) al Geo Barents y al Humanity 1 con una nueva estrategia: el desembarco selectivo, es decir, solo dejar bajar a los inmigrantes "vulnerables" -mujeres y niños- y devolver luego a aguas internacionales al resto.
Al final todos los inmigrantes pudieron desembarcar, pero el pulso alcanzó dimensiones internacionales con una crisis entre Italia y Francia, tras el rechazo a acoger al Ocean Viking, que acabó atracando en el puerto galo de Tolón, lo que soliviantó a las autoridades de París, que adelantaron que ya no se harían cargo de los 3.500 solicitantes de asilo llegados a Italia que se había comprometido a gestionar.
Entretanto, el flujo migratorio a través del Mediterráneo central sigue al alza: en lo que va de año hasta el 1 de diciembre llegaron a las costas italianas 94.341 personas, un tercio más que los 62.943 de 2021, según datos gubernamentales.
Por eso, la necesidad de contener los desembarcos y, sobre todo, propiciar el reparto de solicitantes de asilo ha sido una de las exigencias de los Gobiernos que se han sucedido en Roma en la última década, de izquierda a derecha. Y Meloni, que llegó en campaña a vaticinar una "sustitución étnica", no podía ser menos.
PARCHES EN BRUSELAS
A falta de un acuerdo sobre el Pacto europeo de Migración y Asilo, que lleva estancado desde que la Comisión Europea (CE) lo propuso en septiembre de 2020, la Unión Europea sigue poniendo parches a las crisis que surgen, como la del Ocean Viking.
De hecho, lo ocurrido con ese barco puso de manifiesto que los avances logrados en la negociación de la política migratoria europea en los últimos años no solo son escasos, ino también frágiles.
El pasado junio, los ministros de Interior de la UE habían acordado, bajo los auspicios de Francia -que en ese momento presidía el Consejo- un mecanismo voluntario de solidaridad apoyado por 21 Estados miembros (España entre ellos) para ayudar a los países en primera línea receptores de los mayores flujos.
El acuerdo de reubicación a través de ofertas de acogida de los países que quieran participar fue presentado como la solución para desbloquear la negociación del pacto Migratorio y de Asilo pero, aunque desde que se puso en marcha hay más de 8.000 ofertas -en su mayoría de Francia y Alemania-, en la práctica solo se han llevado a cabo poco más de un centenar.
UN PLAN PARA EL MEDITERRÁNEO CENTRAL
Después de que el enfrentamiento entre Roma y París tuviera como consecuencia que Francia suspendiera su participación en el mecanismo, la CE propuso en cuestión de días un plan de acción para el Mediterráneo Central que, entre otras ideas, apuesta por colaborar más estrechamente con los países de origen de los migrantes para prevenir las salidas, impulsar las devoluciones y establecer directrices para las ONG.
También pretende dar un nuevo impulso a la reubicación voluntaria para que funcione de manera más eficiente, pero no queda claro si el plan logrará resolver otras crisis similares que puedan plantearse en el futuro.
El ministro francés de Interior reiteró el pasado 25 de noviembre en una reunión extraordinaria de titulares europeos que es responsabilidad de los países en primera línea permitir el desembarco de las personas salvadas en el Mediterráneo y que, mientras eso no ocurra, su país seguirá sin participar en el mecanismo de solidaridad.
En esa cita se hizo patente el nerviosismo de algunos países miembros por el aumento de las llegadas de inmigrantes indocumentados en la mayor parte de las rutas europeas, ya que al incremento del 50 % de los llegados a través de la ruta del Mediterráneo central respecto al año anterior, se suma el del 170 % en la ruta de los Balcanes Occidentales.
La CE anunció también en esa reunión extraordinaria que presentará próximamente un plan de acción para esa ruta con vistas a la cumbre de la Unión Europea y los países de esa región de este 6 de diciembre.