Recomiendan a la COB recuperar su autonomía política
Para abandonar su actual imagen de célula del MAS, la COB debe hacer un análisis de su situación interna, repensar su papel y después trazar una estrategia que le permita recuperar su autonomía ideológica, política y sindical, según analistas. Consideran que debe hacerlo antes de las elecciones generales de 2019.
La alianza de la Central Obrera Boliviana (COB) con el Gobierno es el mandato de un ampliado nacional realizado el 21 de noviembre de 2013 y el horizonte era apoyar la repostulación del presidente Evo Morales en las elecciones generales de 2014.
En los últimos años, debido a esa alianza, la COB “quedó reducida a una célula del MAS”, sin autonomía ideológica, política, sindical y organizativa, señala el analista y exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas y para el analista Ricardo Paz, la COB está en uno de los momentos de mayor debilidad institucional y organizativa de su historia al quedar subordinada al Gobierno.
La Tesis de Pulacayo, que fue la base de la tesis socialista de la COB en 1970, marcaba su carácter contestatario al Estado. Cárdenas afirma que la evidencia de esa dependencia son los dirigentes cooptados por cargos parlamentarios o aquellos que fungen como “voceros” de las políticas de Gobierno.
El analista Jorge Komadina señala que bajo esa perspectiva, el futuro de la COB no es muy halagüeño, porque su independencia sindical era una de sus características históricas.
Esa falta de independencia le hizo perder prestigio, capacidad de interpelar y adoptó una actitud incoherente con su esencia.
Paz dice que también trajo consigo una severa crisis de identidad que generó debilidad y falta de credibilidad.
Sin embargo, Komadina afirma que “hubo transformaciones estructurales en lo económico y social que pueden explicar su accionar, pues emergieron nuevos sectores como los indígenas, campesinos y cocaleros que ocuparon el lugar de la clase obrera y el sector minero”.
De cualquier manera, al perder autonomía política, perdió liderazgo y la capacidad de articular las demandas de muchos sectores, “atrapada por una suerte de salarialismo”.
En medio de ese deterioro de la imagen de la COB, Komadina destacó que en los últimos meses la dirigencia fue crítica con el Gobierno, pero sin poder desmarcarse por completo. La actitud crítica del actual ejecutivo de ese ente sindical, Guido Mitma, es un “gesto personal” pero no institucional, según Cárdenas.
Considera que el proceso de recuperar su imagen será muy difícil y que el primer paso es hacer un diagnóstico interno sobre la situación en el país para ubicar su rol en ese contexto. “La COB necesita una reflexión cuidadosa para distanciarse y debe haber autocrítica”, afirma.
Paz coincide en que será un proceso difícil, pero a la COB le urge renovarse y proyectarse corrigiendo ese “error de subordinación”.
“Mientras antes lo haga mejor, así tiene mayores posibilidades. En tanto no lo haga, va a seguir siendo un apéndice” político del actual Gobierno, señala Paz.
Para Cárdenas, la COB está a tiempo de encarar ese proceso porque en dos años habrá una nueva coyuntura electoral, en alusión a las elecciones generales de 2019, y es susceptible a que el Gobierno quiera echar mano nuevamente de su alianza.
Añadió que no recuperar su autonomía significaría que el “derrumbe propio del Gobierno también arrastre a la COB”; pero Komadina cree que no hay quien pueda impulsar ese reposicionamiento.
BASE DE LA ALIANZA
En el ampliado nacional de 2013, durante la gestión de Juan Carlos Trujillo como máximo ejecutivo, la COB resolvió aliarse con el Gobierno del MAS en base a cuatro pilares: lo político, lo económico, lo productivo y lo social, en torno a los cuales había “coincidencia programática e ideológica”.
Con ese pacto, la COB también desistió de crear un partido propio de los trabajadores (PT), decisión que había surgido de un Congreso en 2012.
Trujillo justificó el pacto diciendo que se buscaba “profundizar, corregir y redireccionar” el “proceso de cambio” y no permitir que la derecha regrese al Gobierno: