Raquel Gutiérrez: La pluralidad política en Bolivia se agotó y se impuso un solo camino
COCHABAMBA |
Raquel Gutiérrez, matemática, filósofa y socióloga y activista mexicana, es una de las voces del extranjero que durante varios años estuvo en contacto con la situación social y política de Bolivia.
Gutiérrez, es la exesposa del vicepresidente Álvaro García Linera, fue militante del Ejército Guerrillero Tupaj Katari (EGTK) y tuvo una fuerte militancia política en los 80 y en los primeros años del siglo XXI. Con una visión crítica al Gobierno, vuelve al país después de 5 años y ve una Bolivia “fragmentada”.
-¿Qué imagen se llevó de Bolivia hace 5 años y qué ve a su retorno?
Me asusta que se parezca tanto a México. No el México actual que está en un periodo tremendo de descomposición, sino un México que tengo en el recuerdo, un México de construcción de Estado brutal y de esfuerzo sistemático de sujeción de disidencia. Un México que hace más de 30 años salí porque sentí que ahí no se podía hacer política, y ahora sentir al conversar con las personas esta acción sistemática de despojo y tutela que va estableciendo desde un conjunto de políticas estatales, recuerdo prácticas de la derecha más añeja, me asombra mucho.
Hay un discurso distinto, pero yo no veo una forma renovada de hacer política, más bien veo un endurecimiento, entonces siento un momento confuso y en hace recuerdo a ese México donde un partido de Estado establecía que hacer y todos quietecitos y calladitos haciendo que tenían que hacer, eso yo viví y eso de alguna manera encuentro el parecido.
-¿Qué tipo de fragmentación existe en Bolivia?
Comparto la clave de la fragmentación que pusieron los muchachos del encuentro. Siento que hay una enorme dificultad para articular lo que era la fuerza verdadera del pueblo boliviano con el que yo luché durante dos décadas, entre los 80 y los 2.000, que era esa autonomía política y esa pluralidad de formas de hacer política que logra tensamente coordinarse.
Esta pluralidad se ha ido agotando, se ha ido esclerotizando, se ha ido cerrando en una sola forma política, que es una forma partidaria, la cual es muy hábil para manejar una gran versatilidad de símbolos y que finalmente se establece una sola forma de mando y obediencia.
En Bolivia había la capacidad colectiva de intervenir en los asuntos públicos, ahora eso es lo que ya no veo tanto. Todo el tiempo es este juego, que a mi juicio es tremendamente patriarcal, de personajes que piensan por nosotros, que nos dicen que es el único camino, que lo único que esperan es nuestra ovación, nuestra adulación. Ese juego no es sano.
Hay una producción centralizada de una sola versión que es la versión que tiene que circular y que es a partir de la cual se establece y se consolida una relación de tutelaje, eso fragmenta.
-Son 11 años del Gobierno del MAS, ¿considera que hubo un periodo de construcción colectiva en el país o siempre existió esta fragmentación?
Tengo la impresión que hubo un periodo de apertura entre el 2006 y el 2009 con la aprobación de la Constitución. No la conducía el MAS, eso se hacía a pesar del MAS. Esta amenaza y esta pinza entre Gobierno y derecha es necesario que se rompa. Esta pinza la hicieron ellos y el primer momento que lo hicieron fue cuando revivió el sistema partidario cuando volvieron a plantear la intermediación partidaria para la elección de los constituyentes. La responsabilidad de la creación de la derecha no es de la sociedad, es de los que tenían el poder y los resortes para que revivieran.
-¿Cómo ve el contexto latinoamericano actual, los cambios de gobierno y la línea política?
Los gobiernos latinoamericanos están divididos en dos, a pesar de que se parecen mucho lastimosamente y solo hay diferencias en la retórica. Los gobiernos de corte progresista claramente están enfrentando su agotamiento por la vía de la impugnación de la derecha que ellos mismo crearon. Están utilizando la amenaza del regreso de la derecha, que no sería deseable desde ningún punto de vista, como no es deseable que ellos sigan consolidando una pedagogía del miedo para garantizar su propia permanencia en el poder, pero están en un momento débil.
Los otros Estados, como el mexicano, peruano, en fin, se están cayendo y es un desastre, donde no hubo progresismo y ha seguido una especie de neoliberalismo cada vez más violento y cada vez más descompuesto que arrasa territorios como en mi propio país. En esta amenaza de la derecha, veo una fuerza enorme en estas luchas renovadas de las mujeres contra todo tipo de violencias y que están ligando la lucha contra el capital, la lucha contra la forma de establecer las relaciones de mando y que ha tenido movilizaciones de millones de mujeres.
Gutiérrez brindó esta entrevista a Los Tiempos en el edificio de la Federación de Fabriles de Cochabamba, lugar que le trae muchos recuerdos de las luchas sociales en las que participó. La activista se encuentra en la ciudad para participar de la actividad denominada "Encuentro en Tiempos de Fragmentación" que se realizará mañana y el viernes en la casa de retiro “P. Víctor Blajot”, excolegio Juan XXIII. En la oportunidad también estará presente la activista indigenista y socióloga guatemalteca Glays Tzul, además de representantes de organizaciones sociales.