Enemigos de la humanidad
El tal Estado Islámico es un espanto. Es el wahabismo de Arabia Saudita pero sin la adoración a su dios verdadero, que es el dinero. Para inaugurar este año 2016, los del Estado Islámico han ordenado a uno de sus combatientes que mate a su propia madre. Lo hizo. Antes de tratar de este crimen veamos antecedentes ideológicos.
En la década de 1930, en la Unión Soviética se dio el ejemplo de un chico que denunció a su padre por contrarrevolucionario. Se dio nombres y localidad al suceso. Este ejemplo no fue de gusto de todos, ni mucho menos, pero no fue desvirtuado oficialmente. Eso sí; durante años sirvió como ejemplo de los extremos a que podía llegar el régimen comunista soviético. Disuelta la Unión Soviética, unos periodistas finlandeses fueron a investigar sobre el terreno qué de cierto había en eso del chico que denunció a su padre. Resultó que era una especie de invento de la propaganda política y que se basaba en una confusa y sórdida historia en una aldea. Los hechos no eran propiamente políticos, sino una especie de camorra de familia, sin mayor trascendencia. ¿Por qué se elaboró un ejemplo político de esas tonteras? Porque las tonteras campean.
Un par de anécdotas sobre cómo distinguía Stalin lo que era política de lo que era familia. Siendo Stalin ministro de defensa durante la guerra, por un par de años tuvo como su mano derecha en el alto mando militar al general Vasilevsky. En 1944, Stalin halló conveniente dar a Vasilevsky el rango de mariscal y el comando de un ejército en el frente. A tiempo de despedirse Vasilevsky para ir al frente, le preguntó Stalin cuántos años hacía que no veía a su padre. Stalin estaba bien informado de que el padre de su flamante mariscal era pope, esto es, clérigo ortodoxo. Vasilevsky le contestó que no lo veía desde 1936, cuando había ingresado al partido comunista. A esto Stalin le indicó que al retornar de la guerra, fuese a ver a sus padres y se hiciese bendecir. Era una recomendación que valía por una orden. Terminada la guerra, Vasilevsky fue a ver a Stalin, quien le preguntó si se había hecho bendecir. Vasilevsky le informó que sí. Entonces Stalin se dirigió a la caja fuerte donde guardada cosas personales, la abrió y sacó un paquete de recibos de banco, indicando que durante toda la guerra había enviado una pensión a los padres de Vasilevsky, como si fuese su mismo hijo quien remitía. Tras esto sentenció Stalin que eso era lo que debía hacer un buen hijo.
Stalin no ponía la familia por sobre todo. Cuando le informaron que los alemanes proponían el canje de un hijo de Stalin que tenían prisionero, por un general alemán, Stalin se limitó a decir: “¿Y qué dirán de eso los demás padres de familia?” No se inquirió más sobre su negativa.
Volvamos al Estado Islámico. Alí Saqr fue militante entre los del Al-Qaeda de Siria, esos que son subvencionados por Arabia Saudita y también por Estados Unidos, en agradecimiento por lo de las Torres Gemelas. Posteriormente Alí Saqr se pasó a las milicias del Estado Islámico. La madre de Alí Saqr hizo un viaje de 50 kilómetros para buscar a su hijo, procurando que volviese a su casa, porque moriría en esa guerra. El hijo no quiso, pero no tuvo mejor idea que denunciar el caso a sus superiores, quienes condenaron a muerte a la madre de Alí. La ejecución se hizo en público, para que fuese ejemplarizadora, y el propio Alí disparó el balazo que dio en la cabeza de su madre.
El autor es escritor.
Columnas de BERNARDO ELLEFSEN