Problemas en la producción de hidrocarburos
A través de las estadísticas del 2015, publicadas por la ANH, se puede constatar que la producción de hidrocarburos, tanto de gas natural como de líquidos, ha bajado con relación al 2014. Desde el 2000, es la segunda vez que se observa una caída en la producción de líquidos, la anterior fue el 2008, posiblemente debido a la crisis financiera que se vivió entonces; en cambio con respecto al gas natural, es la primera vez que cae la producción desde el 2000. Entre el 2014 y 2015, la producción de gas bajó de 61,3 MMM3/D a 60,7 MMM3/D y la producción de líquidos de 63 Mbls/D a 60,7 MBls/D y todo indica que el 2016 el declive continúa por el incumplimiento de las entregas a Argentina.
Desde el 2000 algunas publicaciones de YPFB dan cuenta que en ese tiempo habían 12 empresas como operadoras que certificaban la producción de hidrocarburos tanto de líquidos como de gas, el 2015 estas firmas eran sólo 8, incluyendo a YPFB.
En cuanto a la cantidad de campos productores de gas, se observa que el 2000 eran 43 y actualmente son sólo 10, con la salvedad de que ahora se incluye el rubro “Resto de Campos” que engloba a todos aquellos que tienen una producción menor a 0,7 MMM3/D. La producción del “Resto de Campos” del 2014 fue de 4,84 MMM3/D, por lo tanto, serían entre 7 y 10 los campos incluidos en este rubro y la diferencia sería de 23 campos que ya no están produciendo. En la lista actual sólo aparece un nuevo campo que es El Dorado, que antes estaba siendo explorado por Pan American.
Respecto a los campos productores de líquidos, el 2000 eran 54 y actualmente son 12, con la misma salvedad de la existencia de “Resto de Campos” que son todos aquellos que no alcanzan la producción de 450 Bls/D. La producción de estos últimos campos en 2014 fue de 4900 Bls/D por lo que se puede calcular que son entre 11 y 15 los campos de esta categoría. Entonces, la diferencia llega a 27 campos que ahora no se encuentran en producción con respecto al 2000. Esto equivale a una disminución del 50 por ciento de los campos activos en 16 años.
La disminución del número de campos productores se podría atribuir al agotamiento natural de los yacimientos y cuando ya no es rentable su explotación se los abandona. Para mantener la producción lo que se hace (en todo el mundo) es perforar nuevos yacimientos. Y, para perforar nuevos yacimientos, primero se realiza la prospección mediante la actividad exploratoria a cargo de empresas petroleras. Lo lamentable es que en Bolivia hay pocas empresas petroleras debido a la política estatista del Gobierno. Desde el 2006 no ha ingresado al país ni una sola empresa petrolera privada y sólo lo hicieron, dos empresas estatales: Gazprom y Pdvasa con Petroandina en sociedad con YPFB. El Gobierno desoyó advertencias que se realizaron desde el 2006 porque magnificó la dimensión de las reservas que recibió y creyó que Bolivia era un emporio gasífero.
Uno de los errores más graves de la política petrolera de este Gobierno ha sido la sobrevaloración del potencial de las reservas de gas y su utilización como factor de presión a las petroleras (las inversionistas) y a los mercados de exportación (países vecinos). Después de 10 años de gestión y de una constante declinación de las reservas, ya se debería entender que la posesión de reservas considerables no significa que las empresas petroleras invertirán incondicionalmente ni que los mercados se someterán a las pretensiones del proveedor. Las declaraciones oficiales en sentido de que si las petroleras no invierten, que otras empresas lo harán o que los mercados abundan y todos necesitan del gas boliviano, fueron señales de la falsa comprensión del desarrollo de la industria petrolera. La instalación de plantas regasificadoras de LNG, a partir del 2006, en Chile, Brasil y Argentina, es una muestra de la versatilidad con que los mercados pueden solucionar su abastecimiento energético.
Hace escasos días el Ministro de Hidrocarburos, en referencia a los éxitos exploratorios del Gobierno declaró: “La tasa de éxito en los últimos 10 años se sitúa por el 75 por ciento; mientras que entre 1985 y 2005 ha rondado el 45 por cieno”. (UCOM MHE 23.03.201). Si esto fuera cierto, las reservas deberían estar por encima de las del 2005, la negociación del nuevo contrato con Brasil no tendría reparos, el suministro de gas a la Argentina sería normal y de acuerdo a contrato no habría razón para postergar los proyectos petroquímicos. La situación del sector es difícil y compleja, no sólo para el Gobierno sino también para las petroleras.
Es tiempo de dejar de lado el discurso exitista y estatista de falsas realizaciones que únicamente postergan la búsqueda de soluciones.
El autor es ingeniero químico y petroquímico.
Columnas de HUGO DEL GRANADO COSIO