Más sobre tratamiento de la basura
Cuando se anunció la constitución de una mancomunidad de ocho municipios con el nombre de Kanata para atender problemas comunes como el agua, los desagües, la basura, el transporte y otros, se produjo una honda satisfacción en la ciudadanía, puesto que finalmente se atinaba en concreto con una respuesta a graves problemas irresueltos.
Se ha demorado bastante antes de conocer un anuncio que igualmente es positivo. Las ocho municipalidades de Kanata asumen la solución al tema del manejo de la basura. Esto es positivo y llena de emoción a los ciudadanos que finalmente verán resuelto el problema número dos, después del agua.
Positivo el anuncio, aunque está lleno de interrogantes y de dudas y de inseguridades. Vayamos por partes. Una. El tamaño de la planta sobrepasa en costo al de los 7 millones de dólares que la Gobernación está demandando ante el Banco Interamericano de Desarrollo BID. Cuando en 1995 recorrí el eje central Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, con un anteproyecto en mano para mover a los alcaldes y decidirse por tomar las riendas del tratamiento de los desechos sólidos municipales, el costo estimado de un plan de incineración de tamaño mediano se cifraba en 20 millones de dólares, hoy se necesita una planta capaz de procesar las 10 o 12 mil toneladas diarias de basura que alimentarán un horno funcionando a 900 grados de temperatura y una planta que produciría energía eléctrica para añadir a la red local. O sea, el cálculo está errado, no vaya a resultar un embrollo y que la solución no sea la adecuada.
Segunda. La planta de incineración, palabra que provocó reacciones en contra de personas desinformadas, que ponen en el reciclaje y aprovechamiento de los desechos como el vidrio, el papel, el plástico la ilusión de constituirse en una panacea, sobredimensionando el producto de microempresas dedicadas como sucede hoy en día, a reprocesar vidrio, papel y plástico generando fuentes de trabajo, productos baratos y que tienen suficiente mercado para ser comercializados con beneficio, no saben que el reciclaje no se excluye de la incineración, es más, bajo un sistema organizado de recolección de la basura que incluya el reciclaje no se perjudica a nadie y la planta tendrá que funcionar las 24 horas, los siete días y las 50 semanas de un año. Además, el sistema propuesto por los expertos de Suecia en su momento, preveía un personal calificado, aunque muy reducido para la operación de la incineración.
Tercera. La construcción de la planta, algo parecido a un bunker por el revestimiento de sus paredes de láminas de metal además del cemento rígido, no requiere de grandes espacios, aunque sí de agua abundante que bien puede ser reciclada, se ha mencionado Cotapata, aunque es bueno saber que la planta no debe aumentar costos de transporte para descargar la basura. En Escandinavia y especialmente en Suecia, existen plantas que funcionan en pleno radio urbano sin mayor peligro para la seguridad física de sus habitantes, ni temor por la expansión de gases dañinos, y que son operadas en espacios relativamente limitados.
Antes de emprender con las acciones concretas, bien haría la mancomunidad de Kanata en someter el tema a un debate de expertos y de organizaciones profesionales, universitarias y de líderes cívicos que tienen todo el derecho a conocer en detalle los planes. Tema complejo porque importa una solución global en el marco de la ecología y la mejor salud y economía de los pobladores del extenso valle.
El autor es periodista.
Columnas de MAURICIO AIRA
