Más dudas sobre la central nuclear
La manera como el Gobierno administra la información alienta el temor de que podríamos estar ante un inaceptable proyecto y que una decisión tan importante está siendo tomada a espaldas del país
Como si las muchas contradicciones y medias verdades con las que el Gobierno nacional evita despejar las legítimas dudas que hay sobre la verdadera naturaleza de la planta nuclear que se propone construir no fueran suficientes para motivar muchas sospechas sobre ese proyecto, dos noticias han multiplicado las dudas hasta un nivel inadmisible.
La primera noticia a la que nos referimos es la que da cuenta de la suscripción de tres memorandos entre el Gobierno y la empresa rusa Rosatom, para poner en marcha el centro de investigación nuclear.
La segunda, la que informa sobre un discurso dado por el Vicepresidente del Estado durante un acto en la Universidad Pública de El Alto (UPEA) el pasado viernes. Sostuvo que, si bien se pueden destacar los usos médicos, agrícolas y eléctricos de “la energía nuclear basada en la división (fisión) del átomo”, genera problemas para la humanidad por los “residuos radioactivos que tardan cientos y miles de años en dejar de ser radioactivos”.
A primera vista, podría suponerse que las palabras vicepresidenciales reflejan un radical viraje en la política energética gubernamental, pues podría suponerse que se atendieron y aceptaron los argumentos expuestos por quienes consideran que, como afirma nuestro columnista Francesco Zaratti —uno de los físicos más autorizados para opinar sobre el tema—, el Gobierno entendió “lo absurdo de seguir pensando en construir una planta de generación núcleo-eléctrica en Bolivia”.
Sin embargo, tal interpretación es negada por los documentos suscritos con la empresa rusa y por varios argumentos expuestos con claridad por expertos en la materia.
En cuanto a los términos del acuerdo con Rosatom, éstos no dejan ningún lugar a dudas sobre la naturaleza del proyecto. La central nuclear que se pretende construir nada tiene que ver con fusión de átomos de litio, como sostiene el Vicepresidente, sino de enriquecimiento de uranio y producción de energía a través de la fisión nuclear.
Según coinciden en señalar los científicos que han opinado sobre el tema, Rosatom no tiene ninguna experiencia en la generación de energía a partir de la fusión de átomos de litio, tecnología que en todo el mundo está todavía en un estado muy embrionario. Lo que sabe hacer y hace la empresa rusa es construir plantas nucleares a partir del uranio radiactivo. Esa tecnología que, según el Vicepresidente, genera problemas para la humanidad por los “residuos radioactivos que tardan cientos y miles de años en dejar de ser radioactivos”.
Como se puede constatar, tales contradicciones no hacen más que confirmar que ahora, tal como viene ocurriendo desde un principio, lo que hace el Gobierno es mantener en secreto los verdaderos alcances de este proyecto. Es decir, no sólo que evita cualquier debate objetivo sobre tan importante asunto, sino, lo que es mucho peor, se niega a dar información transparente sobre un tema que a nivel planetario genera dudas. Esto significa que decisiones vitales para el futuro de nuestro país y las nuevas generaciones están siendo tomadas a espaldas de la ciudadanía.